MASLEIDOS

viernes, 27 de junio de 2014

Engaño, mediocridad, corrupción y agresión

La segunda ley hermética, mejor conocida como principio de correspondencia dice:”Como es arriba es abajo, como es abajo es arriba”. Es decir, que todo tiene una correspondencia. Aplicando dicho principio, para entender la poca efectividad de nuestras autoridades más altas, basta con entender a las chicas o viceversa. Me refiero al tránsito (y a la policía) vs ministros, legisladores, presidentes, magistrados etc. Es increíble cómo el transito parece haber “colgado los guantes” ante el diluviano tranque que se arma cada día, los 365 días del año. Un tranque obsceno, incoherente y ofensivo, a cada instante. Así dijo este gobierno que nos iba a mejorar la calidad de vida… Y qué decir de la policía, rendida frente a los femicidios, la violencia urbana, y los narcos que se han tomado el país como polígono de tiro o pista de carrera, mientras ellos sólo se preocupan en atajar la droga para que no le llegue a los gringos. Los veo por allí, hablando por celular y parqueando, mientras se arman las intestinales filas y los ciudadanos se atacan verbal, física y vehicularmente entre sí. Sin embargo, cuando se trata de abrirle el paso a una personalidad de las tantas grises que conforman este obscuro gobierno, pues se activan a rajatabla. Y el pueblo que se siga matando.

Cuando por fin deciden “ayudar”, lo que hacen es bloquear todas las salidas que se arman naturalmente, en aquellos atajos siniestrados por las mega obras, que manan del problema como simple ejercicio del sentir y sentido común urbano. Tal parece que las autoridades en Panamá sólo existen para hacerle la vida más fácil a una elite, e insufrible al resto. Igual en el gobierno, si no eres mi amigo, eres mi enemigo. Exaltación bipolar, sin mediación racional alguna. Nos han puesto a vivir en los extremos de cada cosa, mediante imposiciones que nada resuelven. Te comes el tranque, o te pongo una infracción, y si protestas te apreso. No hay entendimiento, mucho menos liderazgo, apenas publicidad engañosa, falsas expectativas, y una realidad “maravillosa” que no existe más allá de la pantalla del televisor, o la bocina del radio, o la boca de un miserable lisonjero. Pero sí existe un afán patológico de figurar en los medios y agredirnos con cada nueva locura, cabezonada, rebusca o exabrupto, generando mucha más tensión social. Y como buena patología, siempre amenazando con no retirarse del organismo huésped, hasta eliminarlo. 

Persiguen a las personas con el PL Police, la factura fiscal, el costo de los alimentos, el peso del pan, el Kilo de carne, el Litro de combustible, el etanol y una ridícula moneda. Luego nos venden el efecto narcótico de “las obras”, como si a un buen gobierno lo juzgáramos por la cantidad y calidad de construcciones, y no por la calidad y cantidad de soluciones. Pero no resuelven nada, sólo publicidad engañosa, falsas expectativas, lavado cerebral y puras promesas. Aún menos mencionan el tamaño de la deuda que nos van dejando sus mega-obras. Tapando el aumento del costo de vida panameño, con la mentira del salario mínimo, otro figurín de este gobierno, que sólo ayuda a una pequeña parte de la población y aumenta la inflación, mientras el resto se debate entre el alto costo de los alimentos, los impuestos recrudecidos y aceptar una canasta de medicamentos barata, que traen de quién sabe dónde. ¡Si serán tan brutos!...que no aprenden de la cabezonada fatal y masiva del PRD con el jarabe tóxico, que recién ahora “vuelven a sacarlo del mercado”. La insalubridad psico-social a la que nos están sometiendo es inaudita, y su efectividad como gobierno apenas los lleva a revolcarse en el chiquero de la corrupción, compitiendo con lo más asqueroso de nuestro pasado político.

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