MASLEIDOS

viernes, 16 de agosto de 2013

¿Viviendo o sobreviviendo?




Los padres de ahora no viven sino sobreviven.  Pasamos el día con un sueño terrible (gravemente afectados por los problemas de transporte que ahora han enterrado nuestra calidad de vida) resolviéndoles problemas a otros, ayudando a que otros sean más ricos y poderosos.  ¿Y mientras uno qué, qué de la vida de uno, qué de criar a nuestros hijos, si pasamos las ocho horas más productivas de cada día, más tres de tranque, 5.5 días a la semana  trabajando?  Y si no trabajamos, no educamos a nuestros hijos.  Y si no trabajamos no comemos. Y si no comemos no vivimos.   

Educarlos, para que el día de mañana ellos también le trabajen a otro (empleador o cliente) y así perpetuar esta cadena de esclavitud de generación en generación (llámese asalariado o empresario, público o privado)  Porque un trabajo que no dignifica, es esclavitud.  Y no todos los trabajos dignifican.  Algunos no dignifican, no porque sean malos o insuficientemente buenos, sino porque todo, TODO lo que lleva la vida alrededor de ellos conspira contra nuestra sanidad individual, familiar o social.  Desde conseguir una buena niñera , una buena escuela, buena alimentación, poder llegar o regresar a tiempo del trabajo, descanso etc. 
Claro que ya no tenemos al mayoral aporreándonos con un palo o flagelándonos por un plato de arroz, pero la esclavitud continúa.  Y continuará así,  hasta que el espíritu  no ocupe el lugar que le corresponde en el individuo. Porque necesitamos comer, y en eso se nos va la existencia.  Envejecemos a una velocidad espantosamente alta,  el tiempo se nos va correteando quincenas, resolviendo problemas.  ¿A eso llamamos vivir? Entregándonos a un vicio (cualquiera que sea) o alienándonos en el fabuloso mundo de la tecnología, mientras pensamos que la vida es más “soft” porque tenemos un celular, un plasma, una camioneta y el mundo nos mira como “trabajadores dignos, empresarios respetables, o buenos padres”.  Esclavos, es la palabra, con el debido respeto.  Hemos constituido una sociedad de esclavos a lo largo y ancho de la historia humana. 



Por qué permitimos que nos esclavicen.  Porque NO nos hemos liberado de nosotros mismos.  En consecuencia, nuestra condición de esclavo la explotan los demás.  El principal tirano del hombre es el hombre mismo, y sólo después el otro hombre (jefe, vecino, presidente, legislador, maestro, sacerdote etc.)  El hombre se deja esclavizar de otros, porque no se ha liberado de sí mismo.  Es sabroso vivir como esclavo, no tomar decisiones de las cuales podamos arrepentirnos luego, esperando a que otro nos resuelva la existencia para luego culparle de que “algo salió mal”.  En tales condiciones, nuestra actitud abúlica y sedentaria, agradece siempre la exista un abusador a quién tildar de “malo”…cuando en el fondo “malo” es  uno mismo. 


La vida  es como una montaña rusa.  Subimos, bajamos, subimos, bajamos  etc. Mientras subimos, más nos pesa el pasado.  Mientras bajamos, más nos preocupa el futuro.  Una sociedad decadente como la nuestra, vive aterrorizada pensando patológicamente en su final (aunque proyectemos un citado “progreso”,  que todos sabemos no llegará a tal cosa)  Mientras no tengamos equilibrio en la vida, y vivamos con tantos sube y bajas, seguiremos pensando en el pasado y el futuro.  ¿Cómo lograr ese equilibrio, pues, creo que concentrándonos en el presente?  Pero cómo concentrarnos en el presente si el mundo completo lucra del terror, y el terror nos saca del tiempo.  El terror a quedar desactualizado, el terror a quedar obsoleto, el terror a innovar, el terror a lo que será, el terror a que el pasado regrese, el terror a seguir existiendo, el terror al terror mismo.  La vida es una ilusión, si analizamos las probabilidades existenciales, ni siquiera tendríamos que estar vivos ahora mismo (ni como individuo, ni como especie)  Porque nuestro equilibrio vital (individual y cosmológico) ha  necesitados de tantos acontecimientos y tanto tiempo en suscitarse, que el sólo hecho de que se esté dando en este momento es algo tan improbable, que bien pudiéramos llamarlo ilusión.  Luego, si por un error cuántico infinitesimal conseguimos la vida, entonces qué hacemos con ella???? Seguir pensando en la nada, lo que fuimos o lo que podría ser.

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