MASLEIDOS

viernes, 27 de junio de 2014

La tecnología, las personas y el consumismo





Algunas personas me han criticado porque compré un celular Chino que copia y supera a uno “americano”  por  un tercio del precio.  Son personas que gustan de “marcas”, como si la “marca” fuera un atributo de su naturaleza.  Luego, qué hago yo venerando un objeto como atributo de mi naturaleza, si debe ser todo lo contrario, el objeto debe estar al servicio de mí naturaleza. ¿Qué pasa cuando el objeto de “marca” se me daña?  Lo más probable es que me quede la deuda (o el contrato) aún por pagar, pero algo aún mucho más importante, al perder el objeto pierdo parte mía.  Sin embargo, ellos lucen sus objetos “de marca” como si fueran galardones bien ganados.  Digo yo, qué hay de bien ganado en trabajar para “comprar un objeto”.  Si tú me dices que te enorgulleces por haber trabajado para que tu hijo tenga una excelente educación, bueno…pero para que tu hijo tenga un “teléfono de marca”.  Hay algo extraño allí. 



Si se ve a la luz de los acontecimientos, es como el perfume.  Muchas personas se echan perfumes caros encima, para ocultar sus olores verdaderos.  Pero, ocultarlos de quién ¿De los otros, o de sí mismos? ¿Acaso no basta con un buen desodorante? Claro, hay gustos y hay gustos, y hay necesidades y hay necesidades.  Pero, las personas que se acostumbran a verse de afuera hacia adentro, según las prendas y atuendos que carguen encima, necesitan vivir con un espejo que les recuerde qué tan bonitos son.  Así, si no están en casa, se consiguen una persona que constantemente se los recuerde (un lambón que actúe de espejo)  El asunto de “ocultar nuestros olores” es un símil.  Parece increíble que muchas personas, mientras más bajas se sienten consigo mismas, más vainas se tiran encima.  Se ocultan, o por lo menos, piensan que se ocultan. 



Disculpen el ejemplo a seguir, un poco escatológico, pero, requiero para el buen aprendizaje, el impacto de la breve dolencia. Si usted es muy sensible, por favor no continúe la lectura.  Es decir, cuando usted entra a un baño, satisfactoriamente estrenado por un estítico,  lo más probable es que el olor sea muy fuerte (aunque humano, las cosas que más nos  “apestan” de nosotros mismos, son precisamente las cosas que debemos corregir, y no paramos de ver, ni criticar en los demás)  Pero en fin, digamos que el olor está prendido, explotado, etc. y usted agarra desodorante ambiental y lo riega… Así queda uno, cuando trata de disimular su verdadera naturaleza, detrás de las cosas malas que tenemos. Solución simple y barata: No se compre un perfume caro, báñese mejor  (o más constantemente) no reutilice mucho las prendas de vestir  (curtidas) y póngase un buen desodorante.  Sin embargo, aquí está el truco del capitalismo salvaje.  Tan sencillo como hacerle creer que su “olor” es antinatural, y no tiene remedio sin una inversión costosa. 



En lo que se disfraza “un lujo” por “una necesidad”,  gastamos, y seguimos gastando y nos endeudamos terriblemente (al punto  de ni siquiera alarmarnos por cuánto nos han aumentado la deuda externa, porque estamos acostumbrados a vivir de, y para la deuda)  Ahora repliquemos el modelo a las medicinas,  la comida, los autos,  viviendas y tendremos una sociedad consumista, esclavizada y unos pocos muy, pero muy adinerados.  Para vivir bien, no hay que tener exceso de cosas, para vivir bien sólo hay que re-aprender a vivir con expectativas realistas.  Entendiendo, claro, que no somos lo que somos por lo que tenemos, sino sencillamente por lo que somos. ¿Conozco realmente lo que necesito (no lo que me quieren vender)? ¿Lo que estoy comprando cumple con mi requerimiento (no  los “extras” con los que lo promocionan)? ¿Lo que estoy comprando está dentro de mi presupuesto (excluyendo el crédito a disposición)? Si usted responde que “sí” a estas tres preguntas, proceda.  Si responde que no, a cualquiera de estas preguntas, no lo haga. Ahorre o invierta el dinero, recuerde que si bien ahora puede “darse lujos”,  quizás mañana requiera ese mismo dinero para suplir una auténtica necesidad.



Prefiero ser una persona verdadera, mostrando cosas falsas. A ser una persona falsa, ocultándome tras cosas verdaderas. ¡Vivan los chinos, que rompen el monopolio emulando a precios humanos, cuanta vaina sacan los amos del mundo para deshumanizar y esclavizar!  La tecnología debe estar al servicio del humano, y no el humano al servicio de la tecnología. Veámosla como un mecanismo de liberación, no de opresión masificada amarrándonos a lujos disfrazados de necesidades.    


No hay comentarios:

Publicar un comentario