MASLEIDOS

miércoles, 3 de julio de 2013

La salud puede esperar, la muerte no.


La salud es algo con lo que no se puede jugar, pero tal parece que eso no lo saben muchos panameños, ni la sociedad, ni peor aún nuestro gobierno.  Se escuchan voces de traer extranjeros para desempeñarse en la salud pública, como lo han hecho en algunos supermercados, pizzerías, y restaurantes.  Traer más extranjeros con aquel cuento de que los panameños no estamos preparados, ni somos suficientes o somos vagos.  Pero repito, hablamos de salud!!!!  Hasta donde supe, Panamá tenía uno de los más prestigiosos centros de estudio médicos en América latina. Por eso me surge la duda: ¿Quién va a regular la entrada de estos profesionales a Panamá?  En medio de una crisis de salud, tras otra crisis de salud, mencionando el asunto de la KPC y ahora lo de los neonatos ¿Nuestras autoridades sanitarias podrán autorizar o vigilar el desempeño de estos extranjeros en Panamá?  La lógica me dice que no, porque todavía los centros públicos de salud parecen campos de concentración. Los asegurados siguen quejándose de la falta de medicamentos, los médicos de insumos, las enfermeras de que no se les paga bien.  Peor aún, con cada situación de salud “inespecífica”, nuestros gobiernos siempre terminan recurriendo a los organismos internacionales de salud, porque localmente no pueden resolver. ¿Bajo tanto desparpajo e insuficiencia administrativa, podremos confiar en la contratación y supervisión de mano de obra extranjera?   


Por otro lado, también es cierto que muchos panameños tienen esa extraña “actitud” de desapego para con su propia salud.  Como si fuéramos a vivir sanos y jóvenes el resto de la eternidad.  Como si la salud pudiera esperar.  Y al igual que con el resto de las cosas que dejamos a última hora, postergamos nuestra salud hasta las últimas consecuencias.  Creyendo que vale más el último televisor o celular del mercado, que estar sanos. Claro que en eso  también tendríamos que considerar nuestro desgreño económico. Dado que muchos de nosotros vivimos montados en deudas banales, confundiendo necesidades con lujos, bienestar con placer etc.  La salud, dentro de aquella lista de ítems, no goza de mucha prioridad.  Por eso cuando ocurren “los accidentes” o llega la vejez, sale demasiado caro el arreglo o sencillamente nos convertimos en material de descarte.  Momento para el que sería excelente contar con el mejor respaldo médico posible.  Pero no es así.  La contratación extranjera de médicos, ni la ciudad hospitalaria van a cambiar el gran problema de pensamiento y actitud que mantienen nuestras autoridades.  Ni mucho menos la “inteligencia social” al respecto.  ¿Qué tendríamos que hacer para tomar en serio la salud pública? ¿Ponerla de moda, como al fútbol y los partidos políticos?


Sin embargo, existe una macabra complicidad que lucra de tanto “acomodo social e ineficiencia del gobierno” al no exigir respeto en cuanto al tema.  Seguimos formando enormes filas para que nos digan simplemente  “no hay”,  y en lugar de ayudarnos, nos maltrate un “profesional” al otro lado del escritorio, la camilla o la ventanilla.  Y es tan sencillo como que, mientras peor sea el sector de salud público, más lucrativo se vuelve el privado.  Porque al final de cuentas la salud podría postergarse, pero la muerte no.  Tal parece que existe un negocio público-privado  manteniéndonos enfermos.  Como el resto de los problemas sociales, dada la inconsciencia colectiva ciudadana, se lucra eternamente de la enfermedad, no así de la cura.  Como los gobiernos lucran directa o indirectamente de los problemas, no así de las soluciones.  En consecuencia, mantener un panorama de salud mediocre para toda nuestra población, ha hecho a mucha gente rica en este país, pero a muchísimos más eternamente enfermos. El carácter empresarial que se le ha querido dar recientemente a algunas instancias de la salud pública, es algo tan vacuo como costoso, complejo e improductivo.  Desde sus autoridades, que muestran muy baja sensibilidad social, hasta el resto ciudadano que no sabe (ni parece interesarle) lo que significa la buena salud.