MASLEIDOS

viernes, 27 de junio de 2014

¿Qué pasó con el canal?


Hay cosas que no nos han dicho, y como ser humano pensante me pregunto.  Cuando propusieron la ampliación del canal yo me opuse, y eso hizo que me llamaran de infeliz apátrida hacia arriba.  Porque imaginé que todo terminaría en rebusca.  Pero lo que jamás pensé, fue que “la rebusca” no vendría de la casa, ¿o tal vez sí?... Analizando todo lo que se ha dicho de estas empresas, que de preferidos han pasado a maldecidos, había suficiente tema para crear suspicacia sobre las personas que tuvieron la responsabilidad de contratarlos en su debido momento. ¿Por qué no lo hicieron? ¿Qué ha dicho con firmeza el ex administrador, peor aún considerando que la empresa de su familia forma parte del grupo reclamante? Esto me recuerda, proporciones guardadas,  al cuento del jarabe envenenado que involucró a varios administradores de la caja del seguro social y al final sólo pagó el más pendejo. ¿Por qué será que en Panamá todo se tiene que llevar así, tan manga por hombro?  ¿No se supone que la Autoridad del Canal era nuestro orgullo? La hermana refinada del resto de los panameños, un país dentro de otro, un “gobierno dentro de otro”, diferencias salariales etc. ¿Qué pasó con el canal?

Aquí hay preguntas que no se están haciendo, y sólo escucho que se intenta satanizar a las empresas extranjeras, como si con esto se ocultara la responsabilidad panameña en el asunto.  Ahora hay un grito desesperado por exaltar la falsa nacionalidad, xenofobia, o quién sabe qué otro asunto más, sin aclararnos la profundidad del tema. ¿Por qué no nos dicen quién era, o quiénes eran los responsables de monitorear a GUPC? No, eso no lo quieren decir. Pero es necesario saberlo, y no por revanchismos, sino por auténtica soberanía.  ¿Cómo un proyecto de semejante tamaño, presenta atraso y un punto crítico que se estira y se estira como si fuera un chicle, sin que nada pase hasta el amotinamiento de la fuerza obrera. Porque eso de “amenazar con parar las obras”, es lo que localmente conocemos como “cerrar el proyecto” en una protesta obrera.  ¿Qué debemos esperar entonces? ¿Que estos señores se disgusten tanto y nos cierren el lado del canal que aún funciona, emulando los cierres de calle del sindicato de la construcción local?...  Y en medio de todo, rumores de gentes “infiltrándose” bajo la solapa de “mediadores” cuando las partes en conflicto, el contrato y la situación ya están definidos. ¿Para qué tanto espectáculo?

Si por alguna posibilidad, aunque extremadamente remota, este conflicto llegara a amenazar el funcionamiento del canal, nos regresarían de vuelta a los gringos bajo los efectos de la enmienda DeConcini según tengo entendido.  Ustedes me van a disculpar, pero este tipo de cuestionamientos sería inaudito hace un par de años atrás, cuando se pensaba que todo iba bien, pero bajo estas nuevas premisas… es prudente no descartar nada.  No me gusta lo que estoy viendo, ni la forma en que lo están tratando personas ajenas al canal.  Como si quisieran tapar algo.  Aquí hay “cosas” que no han terminado de decirnos, y lo más probable es que tampoco nos enteremos hasta que detone (si detona) una segunda o tercera explosión del problema.  Lo más probable es que empiece el bochinche de siempre y la verdad jamás se sepa.  Ni al panameño en general  le interesaría saberlo, más allá de la comidilla del bochinche en sí.  Porque fuera del pueblo cantando Patria la vez que nos lo devolvieron, parece que el panameño se ha autoexiliado del Canal y sus temas.   Es realmente lamentable, habernos metido en una obra tan grande para luego encallar a medias,  en un mar de tiburones cuyas aletas apenas si alcanzamos a ver.

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