MASLEIDOS

viernes, 27 de junio de 2014

¿Por qué el panameño no lo ve, o no le importa?




La relación del pueblo con el gobierno, aparte de recordarme la del maltratador y la maltratada, también me recuerda al comerciante inescrupuloso y al comprador.  Todos estamos acostumbrados a ver la figura del negociante como el gran hombre que genera empleos y suple necesidades.  ¿Pero qué hay del comerciante inescrupuloso? Un sujeto común, de inteligencia de pobre a media, pero con “cierta actitud” que le permite enriquecerse persuadiendo (por no decir engañando) fácilmente a los demás.  Compra al por mayor a muy bajo costo, y vende al detalle a muy alto precio, no pocas veces disfrazando lujos con necesidades (publicidad engañosa)  La gente termina comprándole muchas cosas costosas que no necesita (MEGA obras que poco resuelven) mientras que,  las que sí necesita, o las encuentra demasiado caras  (el costo de la vida) o de dudosa calidad (jumbo ferias, canasta básica de medicamentos etc.) Este gobierno de corte empresarial, le ha vendido un modelo engañoso al pueblo, que ya nos ha costado demasiado. Pero las personas no lo ven, no quieren verlo o no les importa.  

Desalienta como el colectivo ciudadano observa ajeno la política nacional.  Parece que el pueblo en general (guardadas excepciones) hubiera preferido alienarse en lugar de confrontar su realidad.  Y el gobierno le proporciona la mejor excusa para semejante desinterés: Crecimiento sin progreso.  Un crecimiento prestado por la deuda, sobrecostos, vida encarecida y economía informal.  La actitud tradicionalmente pasiva de nuestros paisanos y el juega vivo del “quecheo” contribuyen mucho a tal alienación. ¿Por qué al panameño en general no le preocupa la enorme deuda que nos van dejando? Porque su economía casera se basa en deudas enormes. ¿Por qué al panameño no le importa en qué malbarata el dinero el gobierno? En parte porque el ciudadano se siente ajeno al estado y no termina de entender que ese dinero también es suyo. Y por otro lado, también carecen de priorización en sus finanzas personales.  ¿Por qué el panameño no ve el lío en que nos están metiendo? Porque no le gusta complicarse pensando más allá…  El panameño vive el día a día con una actitud muy positiva y optimista, de resolver, aceptando y adaptándose rápido al momento, pero sin preguntarse por qué le pasan las cosas o qué hacer para evitarlas.

Eso de sentirse ajeno al estado tiene su raíz en la conducta individualista y muy poco solidaria (salvo tragedias extremas como las inundaciones, o trivialidades como los concursos televisados)  que mal llamamos “juega vivo”. Muchos panameños tienen la marcada tendencia a resolverse a sí mismos y a los suyos, sin importarles  lo restante (cosas o personas, colarse en la fila, tirar basura en la calle) Con semejante actitud, es imposible proyectarnos como nación, y todo lo futuro será peor a lo anterior. Así las cosas, que no nos extrañe ver a “Lole” dirigiendo al país los próximos años. Siempre que “Lole” garantice pan para el momento (aunque sea muy poco) y mucho circo para rato (entendiendo circo, cualquier forma de distracción, incluyendo la propia miseria popular)   El trabajo que hay que hacer en Panamá es más social que político.  Mientras esto no se entienda, viviremos curando síntomas, no la enfermedad. Sobreviviendo entre sádicos abusadores y masoquistas abusados, que ignoran al resto del mundo más allá de su entrecejo. Que evitan “perder” a toda costa, sin empezar a entender lo mucho que han dejado de ganar por ser como son.

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