MASLEIDOS

viernes, 27 de junio de 2014

Aquí no somos politiqueros



¿Por qué le molesta que le diga que aquí no somos politiqueros?  Sus pancartas dañan el ornato público y entorpecen la libre circulación, sus activistas empeoran el tranque, me aturden sus propagandas en los medios, invade la internet  y aún así se molesta conmigo por no pertenecer a su “clase”. Viene a mi casa con un cerro de promesas, cuya ejecución mal explica apresuradamente ¿Y así espera que le crea, espejito por oro?  Disculpe, pero usted y su ingenua (por no decir ansiosa) pretensión,  encarnan la ofensa más incordia al intelecto y sentido común.   No creo en los politiqueros.  El último que me engañó dijo que iba a gobernar con los mejores y se rodeó de tránsfugas y traidores.  Dijo que mejoraría la calidad de vida y la empeoró casi al doble.

¿Quiere una oportunidad para hacer qué, si antes hizo nada?...sí, sí, tal vez usted sea una excelente persona, muy preparada además, pero acaso ha terminado de entender lo que significa ser empleado público, o sólo le sigue el rastro a un jugoso botín. ¿Como usted quiere regalarme cosas, ahora pretende que le regale mi voto? Me permito aclararle que yo no vendo mi voto porque en lo personal no me vendo, ni voto porque alguien me dice lo que debo votar.  O acaso cree que su compañera o compañero de fórmula me hará cambiar de opinión, como si le prestaran dignidad u honestidad a su campaña (¿O debería decir, fachada?)

¿Tendría que votar por usted porque su predecesor se robó todo el dinero e hizo nada bueno? ¡Ja! después querrá que le dé las gracias por cumplir con el trabajo para el cual lo votamos. Así piensa usted, o mejor dicho, se engaña a sí mismo y piensa que engaña a los demás, autoproclamándose la mejor opción, cuando en realidad no llega ni siquiera al menos malo del resto. Señor candidato, ¿Qué ha hecho usted por desarrollar el valor social e individual de cada ciudadano, o sólo quiere seguir subsidiando la dependencia del pueblo hacia el gobierno?  Lo siento mucho, pero regalarle sus sobras al pueblo no hará la diferencia.  Así querrá llamarse "cambio", cuando en el fondo todos sabemos que jamás dejará de ser más de lo mismo, o peor.

Usted quiere presentarme su plan, ¿Qué plan? ¿Su sonrisa en una pancarta, o debo creerle porque su “apodo” me parece jocoso? No, eso no es una propuesta.  Seamos honestos, usted sigue siendo un perfecto desconocido, lo único que con mayor olor a trampa.

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