MASLEIDOS

viernes, 27 de junio de 2014

Liderazgo, no vasallaje


El señor José Domingo Arias dice que va a ser independiente, pero propone seguir el mismo esquema de gobierno del presidente actual.  ¿A eso se le puede llamar independencia?  El presidente ha escrito su propio libro, y si Mimito quiere continuarlo: ¿A quién tendría que consultarle? ¿En quién tendría que basarse? No creo que haya mucha independencia en eso. La continuidad es seguir lo mismo, en esencia y presencia. Presupone un candidato comprometido con los viejos esquemas del presidente saliente. ¿Acaso esa es la fuerza de lo nuevo, un gobierno totalmente comprometido con el manual del gobernante anterior?  Peor aún si le añadimos el sello de fidelidad que propone la primera dama a su candidatura.  ¿Tendremos acaso dos presidentes, y dos primeras damas? Analizándolo objetivamente, la independencia de Mimito,  luce como algo improbable.
Dentro de Cambio Democrático había otras figuras más cotizables que Mimito.  Pero ellos decidieron eso.  Y no es porque él sea la peor opción, sino tal vez la que mejor se acopla al proceso de continuidad.  Alguien capaz de leer el manual y seguirlo al pie de la letra. Sin inventos, sin bravuconadas, sin improvisaciones.  ¿Será que no podían asumir el riesgo de  proponer una personalidad más espesa, que a mitad de camino apelara a su propia identidad? No, eso era muy peligroso, un daño calculado de semejante envergadura, jamás podría asumirse.  En el nombre de la continuidad, algo así no podía ocurrir. ¿Entonces de qué independencia estamos hablando?
La evidente pasividad del señor Mimito en los debates, ha exhibido su mansedumbre. En todos ellos manifestó rasgos fuertes de desorientación, de no entender los cuestionamientos y eventual mutismo.  ¿Por qué Mimito no habla? Porque el señor Mimito está completamente comprometido con la continuidad, lo cual impide que se manifieste a libre intelecto cuando algo se le sale del manual. Inclusive, los candidatos independientes manifestaron más carácter que él. ¿Qué sería de Panamá con una persona tan comprometida con la continuidad, que ni se atreve a manifestarse clara y libremente?
En resumidas cuentas, lo más característico de la continuidad es la dependencia y el sometimiento.  Si bien es cierto Panamá está en plena bonanza, necesitamos alguien con más carácter en la presidencia.  ¿Qué pasaría si las condiciones internacionales o internas nacionales cambian, y súbitamente “la continuidad” pierde vigencia? ¿Podrá el señor José Domingo encarar por cuenta propia, algo que se le salga del manual? ¿O terminaría pidiéndole fe de erratas al autor? Habrá quienes  piensen que no hay de qué preocuparse, teniendo a la esposa al lado... Sin embargo, los retos actuales del país no responden a una lógica de administración monárquica. Y en estos momentos Panamá reclama liderazgo, no vasallaje.

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