MASLEIDOS

viernes, 27 de junio de 2014

La mejor excusa para que continúe lo peor



Ahora todo el mundo descubrió a Jované.  ¿Qué pena no?... ¡Tan tarde! Como siempre, mis paisanos de reflejos dormidos.  La postulación del profesor representa muchas cosas buenas para el país, y algunas hasta increíbles (partiendo de la postulación en sí) Vivo ejemplo de que los profesionales independientes panameños “también podemos”, y, dada la degradación política en que vivimos, también debemos...  Más que un deber, es una obligación para con la patria enferma.  Por el honor del país, la clase media profesional e independiente debe activarse. Y Juan Jované está creando un precedente político, absolutamente inédito en la nueva democracia panameña. 
 
Claro, a la gente le gustó por su edad, habilidad para darse a entender (atributo vital en todo buen profesor) y porque explicó con verosimilitud y claridad de dónde provendrán los fondos para atacar prioritariamente los problemas más críticos del país.  ¡Ah! También porque regañó a los demás.  Sin embargo, Jované en solitario es un problema típico de laboratorio, con medio controlado y variables cuantificables.  Pero fuera del laboratorio, el experimento Jované no funcionaría. ¿Por qué? Porque la realidad es otra cosa.  El es una muy buena aproximación a lo que debería ser, pero en este momento resta más de lo que suma.  En la práctica, la realidad podría cambiar tanto al modelo Jované, que tal vez lo anule o contraponga al real beneficio popular.  Lo digo recordando la vez que administró la Caja del Seguro Social, cuando se esperaba mucho más de él.
 
Otra cuestión más interesante hubiera resultado con algo más de tiempo y una propuesta completa, que garantizara gobernabilidad.  Presidente y ministros, alcalde, legisladores, profesionales probos e independientes sumados a su propuesta.  Tal vez por  eso (y por la probabilidad de sanear mediante una constituyente) no lo dejaron correr antes, dado el peligro potencial que representaba su candidatura para con el sistema.  Tristemente la fórmula Jované incompleta, se volvería demasiado inestable en presencia de otros reactivos de nuestra realidad política nacional.  Si bien él tiene toda la preparación para ser presidente, carece de estructura que lo sustente.  Es como Don Quijote sin Sancho Panza, Sherlock Holmes sin Watson, Batman sin Robin.  Para alcanzar el poder  a solas, necesitaría ser Superman, o por lo menos tener suficiente dinero para hacer su propio partido político y comprar otros.  Por lo demás, Jované es la mejor excusa para que continúe lo peor.

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