MASLEIDOS

viernes, 27 de junio de 2014

Esclavos de plata, oro y piedras


Escribo esto como un breve llamado a la conciencia nacional, es increíble el nivel humano al cual ha llegado nuestra política, descontando homicidios, narco y demás.  Hoy iba rumbo a mi trabajo cuando escuché un par de expresiones del ministro de salud que me hicieron dudar sobre la racionalidad y el irracional culto a la personalidad de algunos funcionarios públicos.  Quiero pensar que escuché mal, porque de otra forma sería muy triste que una persona se exprese de semejante forma.  En este gobierno hemos visto prácticamente de todo, pero a diario, cuando precisamente uno empieza a creer que han tocado fondo, siempre se hunden un poco más. 
Se refería el ministro a las palabras del presidente ayer, cuando les aseguró sólo verbalmente, muchas mejoras a la ley que, dicho sea de paso ya firmó, sobre la contratación de trabajadores de la medicina extranjeros.  Abriendo un paréntesis, noté un poco de desdén cuando le respondió a uno de los periodistas sobre una inquietud de los técnicos en medicina… A mi parecer sonó despectivo, mostrando cierto grado de desconocimiento para con la ley en cuestión.  Hace algún tiempo atrás, el presidente reunió a varios notarios, para certificar su decisión de no reelegirse.  ¿Por qué lo hizo? Para que la gente le creyera, y dejaran de molestarlo con el tema. ¿Pero por qué la gente no le cree al presidente? ¿Por la oposición, por los gremios o porque sí?  El presidente, eventualmente muestra una actitud contradictoria, y en algunas situaciones se ha tenido que disculpar recogiendo el hilo de lo que dijo.  Siempre escudado por “su humanidad” y su proclividad a equivocaciones, sin importar investidura, cargos, ni responsabilidad.  Y tampoco le creemos porque aunque prometió tratar eficientemente el costo de la canasta básica, hace poco reconoció no poder con el tema.   
Sin embargo, el ministro de salud hoy dijo que el presidente fue “enfático” (o algo por el estilo) ¿Tiene eso sentido?, pregunto al sentido común colectivo.  ¿De qué me sirve que el presidente se ponga enfático, grávido o intenso si no lo deja por escrito? Y ni aún así, porque ya la ley fue firmada.  O se les olvidó el refrán de “las palabras se la lleva el viento”.  Pero lo más triste, absurdo y deprimente no fue eso.  Sino peor, siendo el ministro un médico, profesional, de certificado prestigio, muy buen representante de la noble profesión que ejerce o ejerció (no sé) diga que “la palabra del presidente es sagrada”...  Aún quiero pensar que escuché mal y que no lo dijo.  La única palabra sagrada que existe está escrita (precisamente escrita y no sólo dicha) en los diferentes libros religiosos del mundo.  Hace siglos atrás, mucha gente murió decapitada por la abolición de la realeza. Por favor, doctor, a la humanidad le ha costado un mundo… entender que el aspecto divino no se mezcla con la política, mucho menos en un desesperado intento de arrastrarse.  Porque los jerarcas de antes utilizaban dicha coyuntura para explotar a los pueblos.  Es patético y muy triste, escuchar a un profesional de alto perfil auto reducirse a nada, perfectamente sometido al culto de la personalidad. En ese momento, el doctor se igualó ideológicamente a los varilleros que defendieron a los militares en su última época.  Aunque, aún esforzándome no recuerdo que alguien haya serpenteado de semejante forma bajo la bota militar, batalloneros, CODEPADIS, paramilitares, ni siquiera militares.
¿Dónde queda la decencia, el orgullo y el amor propio, la dignidad de un profesional que se expresa de esa forma? Yo no sé, pero, definitivamente un título y muchos millones no servirán para limpiar la esencia de una persona que dice algo como eso, y de la forma como lo dijo (tan servil)  Yo no soy muy religioso, pero la vida y mi experiencia ante lo imposible, me han enseñado que mientras más lejos se está de Dios, más esclavo se vuelve uno del hombre.  Pero hay hombres que prefieren ser esclavos, con tal de que  sus cadenas sean de oro, plata y piedras preciosas.

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