MASLEIDOS

viernes, 27 de junio de 2014

Lorena, Marta y sus dos sombreros



 

Aunque no es mi costumbre alabar posturas políticas, sí debo reconocer las humanas.  La vez pasada vi a la señora Lorena Castillo por televisión.  Después de haber sido tan negativa y casi públicamente expuesta, la noté muy con la frente en alto y combativa.  ¡Hay que tener carácter!  El país necesita mujeres así en los espacios políticos, sin prontuarios delictivos, ni resguardadas en el cómodo anonimato hogareño.  Su discurso, muy coherente, racional y enfocado, nada pasional ni vengativo.  Tal vez sería buena primera dama.  Digo “tal vez” porque los comunicadores sociales, después de la actual ministra de educación, me han decepcionado.  Una cosa es lo que se dice, y otra lo que se hace cuando se tiene el tiempo y espacio.  Y ellos saben perfectamente cómo hablar, a quién y cuándo…  Sin embargo, Lorena expuso la capacidad reconstructiva de la naturaleza humana (que dista mucho de la falta de orgullo y moral de nuestros políticos)  Aditivo con bastante octanaje para una campaña que da luces de insuficiencia, y que al parecer no pasa de media loma (en subida o bajada)

 

A Marta, como buena dama de alta alcurnia, nuestro pueblo (de espíritu sumiso) le ha permitido usar dos sombreros: El de primera dama y el de candidata a la vicepresidencia. Para ser honesto, ambos podrían lucirle… pero hay uno que definitivamente está fuera de temporada. La señora Marta era el último retazo de clase que le quedaba a este gobierno.  Lo digo más por lástima que por otra cosa, porque bien se sabe que la primera dama no es parte del gobierno  (peor aún,  sobre la sombra gris en que se ha levantado su candidatura)  Como persona me parece una señora que a distancia irradia luz propia y sabiduría natural, dignidad y capacidad.  Pero con esto de hacerla vicepresidente, políticamente ha sido el peor paso que pudo dar.  Si esta señora representa la minoría digna de aquella fuerza política, pues… lo más probable es que la mayoría triunfe.  Es decir, Marta, la persona y profesional, pierde mucho apoyando a esta partida de gente que no ha parado de comportarse como rufianes del gueto.  Por otro lado, la mansedumbre manifiesta en las buenas esposas de su tiempo, pone en serias dudas su independencia como vicepresidenta. Habría que preguntarse hasta qué punto la señora actuaría como vicepresidenta de todos los panameños, y hasta qué punto seguiría siendo la esposa del expresidente. Y así como siempre ha estado en duda la independencia del propio candidato, pienso que estaríamos frente a una posible reelección.  Un gato por liebre, otro juega vivo más, aunque pongan la honorabilidad de la señora como garantía.  Como si quisieran pignorar un negocio turbio, con las joyas de la familia. O como el esposo que pone sus bienes a nombre de la esposa para que no se los secuestren.   

 

De cualquier forma, regresando al tema de las primeras damas, debo decir que en estos tiempos de incertidumbre y turbiedad, todo buen candidato encontraría fortaleza en una mujer digna.  Mis respetos a cualquier ser humano que sepa amarse tanto, para renacer aún más frondoso, o frondosa, después de que intentasen gangrenarle la raíz.  Ese tipo de actitudes y valores individuales, a escala social podrían abonar positivamente al renacimiento de Panamá.  Algo para considerar muy seriamente en las próximas elecciones.

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