MASLEIDOS

viernes, 27 de junio de 2014

Tonta provocación



Yo sí estoy de acuerdo con los maestros.  Y quisiera saber, cuántos de los afanados padres de familia que los critican, se han tomado la tarea de estudiar con sus hijos, o con qué frecuencia lo hacen.  O peor aún, si esos mismos que critican a los maestros por su “falta de vocación”, están en casa siquiera para que sus hijos los vean por lo menos...  Porque si en algún momento se hubieran sentado a educar a sus hijos, entenderían que ser maestro no es fácil. Un chiquillo ya da suficiente batería, ¿Ahora usted se imagina qué no harán más de treinta?  Peor aún, con las leyes laxas del Ministerio de Educación, globalizadas o mejor dicho, sometido por los estándares internacionales.   De un mundo que habla de “los derechos del niño” y mata de hambre a sus padres.  Porque entre esos padres que critican a los educadores, los hay que ni siquiera están a la hora de ayudar al docente durante el proceso de enseñanza para con sus propios hijos (por lo menos en lo que a disciplina se refiere)  Y cuando se le castiga al chiquillo, no por tortura sino por su bien, brincan como leones defendiendo a sus cachorros.  Pero eso no es defensa, sino malacrianza e hipocresía.  Porque muchos de esos padres, ni siquiera reconocen el carácter formativos de las escuelas, sino que las ven como guarderías, para que  les cuide a los pelaos mientras ellos trabajan, o se van de farra.  Sociedad hipócrita, que culpa a los maestros de lo malcriados que están sus hijos, cuando la crianza todos sabemos que es responsabilidad de los padres, y la educación de los maestros.

En la empresa privada, todos saben cómo funciona el asunto de la evaluación.  Las evaluaciones sólo se ejecutan para segregar los aumentos.  Saliendo siempre como favorecidos, los más arrastrados, lisonjeros y sometidos.  No les importa la efectividad de los puestos laborales, porque todo lo manejan con la “rosca” y el juega vivo. Entonces, ¿Acaso podremos esperar menos de la evaluación docente?  Se cae de su propio peso, salvo por este grupo de padres tan reactivos que mencionaba antes, que el aumento está diseñado para favorecer a unos en contra de otros.  Y si ese grupo de padres fueran honestos con ellos mismos, apoyarían a los maestros, porque lo más seguro es que lo mismo pase en las empresas donde laboran.  Porque lo mismo pasa en el país con nuestras autoridades, siempre se favorece al más inepto, con o sin evaluaciones. ¿Luego, tenemos pie a pensar lo contrario en la educación?  Por favor, no seamos hipócritas, todos sabemos que ese aumento selectivo está diseñado para aumentar los favoritismos y la sumisión de uno de los gremios más fuertes y honorables del país.  Por eso, con tranque o sin él, bien hecho que salgan.  Bien hecho que luchen.  Si el ministerio de educación conociera mejor a los maestros, no hubiera hecho tal cosa.  Parece más bien una provocación, una tonta provocación.

Cuando los nuevos buses salieron, yo me preguntaba por qué la gente no se organizaba para protestar contra el origen del problema, más que entre ellos mismos (porque se daban de golpes y empujones en las paradas)  Sólo bastó con ponerles un guardia en frente, para que aprendieran a comportarse.  Sin embargo jamás se organizaron para protestar como era debido.  Porque el panameño está acostumbrado a reventar, explotar contra la superficie del problema.  Igual pasa si los obreros salen, critican a los obreros.  Si los médicos salen, critican a los médicos.  Y yo me pregunto: ¿Por qué no critican al sistema y se enfrentan debidamente al gobierno? Por dos razones básicas.  La primera de ella, siempre es más fácil culpar y reaccionar en contra del más pendejo (maestro, obrero, médico etc.) La segunda, tiene que ver mucho con la educación precisamente, enseñándole a los paisanos a PENSAR.  El panameño, y eso incluye a nuestras autoridades,  jamás va a la raíz del problema.  Porque no le gusta analizar, no le gusta pensar, ni complicarse la vida un poco más allá.  Y siempre se conforma, quedándose en la superficie de cualquier razonamiento.  Peor aún si el evento involucra algún tipo de emociones encontradas. ¿Así las cosas, cómo vamos a esperar que los problemas en este país se resuelvan definitivamente? No, es mejor seguir votando por políticos que no resuelven un carajo, se roban nuestra plata, hacen leyes en nuestra contra, nos encarecen la vida,  y mientras tanto vivimos “descargando” hipócritamente, todas nuestras frustraciones sociales con el pendejo del obrero, del médico, o del maestro.

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