Cuando
voy a un comercio de la localidad, si compro algo me dan regalitos (checheritos). Los dichosos regalitos son un atractivo y su
valor no equipara en nada al costo de lo que compré, pero es un atractivo. Los negociantes lo utilizan para capturar la
atención del consumidor, eventualmente, y a tal punto que ciertos consumidores
compran algo por los “regalitos”. El
comercio que suple necesidades reales, es bueno. El comercio que inventa necesidades, endeuda,
sobre-endeuda al consumidor confundido y engaña, en ningún momento podría considerarse
bueno. ¿Por qué? Porque parte de algo
malo: El engaño. Nada que parta de algo
malo, puede terminar bien. Los regalitos
son un engaño. Dicen que al hombre hay que enseñarle a pescar, no regalarle el
pescado. ¿Por qué? Porque en buen
panameño, darle el pescado al hombre sin enseñarle a pescar sería “pan’pa hoy, y hambre pa’mañana”. Si el hombre no aprende a pescar, su alimentación
(y su vida) queda dependiendo del que le dé el pescado (la comida) Pero si aprende a pescar, puede proveerse él
mismo sin depender de nadie. Si un
gobierno le genera al pueblo los mecanismos para auto gestionarse, proyectarse
y avanzar, es como el hombre que enseña a pescar a otro. Si el gobierno le “da” al pueblo todo, el
pueblo jamás se desarrollará y siempre será una sociedad atrasada (dependiente
del gobierno de turno) Los gobiernos paternalistas
generan pueblos atrofiados. Romper la
atrofia cuesta un mundo, pero una vez conseguido la nación entra en vías de
desarrollo y desarrollo sostenible (no momentáneo, no transitorio y no sólo
económica sino socialmente también) ¿Podemos decir entonces, que Panamá está realmente en vías de
desarrollo?...
Los
regalitos que nos ofrece este gobierno, no van con las necesidades globales del
pueblo, por eso no se puede decir que Panamá esté en vías de desarrollo, y si
no prestamos atención podríamos estar en vías de retroceso. Los regalitos de este gobierno son: La Beca
Universal, Las computadoras portátiles, Cien a los setenta, Jumbo Ferias,
aumento del salario mínimo, obras, Metro etc.
¿Por qué son regalitos? Porque no resuelven los problemas fundamentales
de la vida diaria del panameño en general, son paliativos orientados a
diferentes sectores de nuestra sociedad pero no a todos los panameños. La Beca, la computadora, Cien a los setenta,
el aumento del salario mínimo e inclusive la Jumbo Feria son dádivas, cosas que
se le da a las personas, regalos para unos patrocinados por los impuestos que
pagan otros (que en el evento son utilizados para hacer politiquería) Eso es paternalismo, sólo regalitos. Una solución real e integral sería arreglar
todo el sistema de la educación pública (escuelas, materiales, calidad de la
educación, nombramientos) o por lo menos levantar una organización a elaborarse
gradualmente, bien establecida, definida y lograda. De igual forma la salud, de igual forma la
seguridad, de igual forma el agua, el aseo, el tránsito, la economía. Hasta la fecha sólo se ven promesas absurdas
(para cumplirse como sea, en dos años) y estos regalitos que más que convencer,
tratan de hacer propaganda o de ocultar el sol con un dedo. Muy parecida a las ofertas de un almacén que
sólo abarata los precios en los departamentos de menor consumo, menor calidad,
o de consumo selectivo, o en los productos de próxima expiración. Un estadista promueve globalmente al estado,
lo proyecta e impulsa en su totalidad.
Una persona que “resuelve problemas”, sólo resuelve aquí y allá (un
apagafuegos) ¿Acaso tenemos la visión correcta?
¿Por
qué considerar al metro, pese a su tamaño y envergadura, otro checherito, un
checherito de lujo? Porque el metro no
va a resolver el problema del tránsito vehicular en Panamá, es apenas otro
paliativo. Una tremenda obra, muy buena,
pero que no va a resolver medularmente el problema. Las “obras” de este gobierno son soluciones
sectorizadas, y no obedecen a un plan de seguimiento de reestructuración
urbano. Es decir, otro paliativo. Claro que este gobierno, en lugar de trazar o
seguir un plan de desarrollo nacional, que pueda involucrar varias
administraciones presidenciales, pareciera querer hacer muchas cosas en muy
poco tiempo y sin un norte o integración coherente. Porque pareciera que hacen las cosas para
decir que “las hicieron”, o que “hicieron algo” o “que están haciendo algo”. Panamá necesita planificación y ejecución
gradual, no un gobierno egoísta, con ínfulas de eternidad, que quiera
improvisar soluciones de vigencia corta, y para colmos, sumamente enredados en
escándalos de corrupción, represión, imagen internacional muy deteriorada,
sobreendeudamiento, costo de la vida demasiado elevado, y violencia creciente. La visión egoísta de la actual administración
(cito el asunto de la “continuidad”) no permite ver el florecimiento de Panamá
en comunión a otros gobiernos (como lo proyectaría un auténtico estadista). El gobierno tiene para con el pueblo la misma
visión posesiva y enferma, del amante abusivo hacia la mujer maltratada: “Si no
es mía, no es de nadie. Si no es mía, no
es, ni va a ser de nadie”… Y desde luego, el asunto megalómano de confundir a
Panamá, al estado con el gobierno, como si el país fueran ellos.
Hace unos días, en Barú mientras inauguraba un proyecto, el presidente me dio a entender que sin su gobierno, el país perdería “todo lo bueno que ha hecho” y que todo lo anterior o futuro fue y será malo. Es verdaderamente triste oír al presidente negarle al país un mejor futuro, sólo por el hecho de no darle continuidad a su gobierno... Esa no es la visión de un estadista, sino de un egoísta. ¿Acaso él piensa que Cambio Democrático es lo mejor que le ha ocurrido a Panamá, políticamente hablando? Eso me parece un grandísimo problema de ego, y pérdida total del sentido de la realidad. Panamá es lo que es hoy no por Cambio Democrático, sino por el Arnulfismo, el panameñismo, el PRD, el PAPO, el PALA, las Fuerzas de Defensa, los gringos, el movimiento inquilinario, el Liberal Auténtico, acción comunal, la Democracia Cristiana, la cruzada civilista y todo los que fueron y todos los que vendrán. Si el presidente de la república tiene una visión tan restrictiva de Panamá, que limita al país a su sólo espectro, o a su sola existencia política (la de él y su partido) pues, en mi opinión comparte la misma visión equivocada de todos los dictadores del mundo.
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