Yo recuerdo que en la pasada campaña
electoral, la palabra “bipolar” estuvo muy de moda. Primero con una connotación negativa, luego el
término se hizo agradable y jocoso. Sin embargo,
el chiste de aquel entonces se ha convertido en
nuestra tragedia actual. Ahora bien, ¿Qué significa “bipolar”, más allá del
entuerto sicológico con el que fue conocido anteriormente?. Según el diccionario de la real academia
de la lengua española, bipolar significa que tiene dos polos.
Como un imán, un polo que atrae, otro que repele…
y así es como estamos. Por un lado pareciera que vamos bien, por otro sentimos
que vamos mal. Ante un gobierno que atrae y otro
que repele, ¿A cuál creerle?.
Por el lado
positivo están las obras sociales como las casas en las Garzas,
los departamentos en Curundú, el reordenamiento vial, los cien a los setenta, el
salario mínimo, el metrobus, el metro, la beca
universal, las mochilas, las computadoras, las
inversiones, el turismo, las calles, los puentes etc. Por el lado negativo está
la total apatía de nuestras autoridades ante el aumento del costo de
la vida (gasolina, comida, impuestos, etc.) el
aumento de los tranques vehiculares, el deterioro de la salud y la seguridad
pública, la crisis del agua y la basura. La
conveniente sordera de nuestras autoridades para con ciertos temas sociales
(envenenados del jarabe, aumentos, minería y demás) que desencadena cierres de
calle y conflictos violentos que ya cobran
muertos. Las medidas impopulares, los rumores de golpe de estado y, finalmente,
como rey de la casa: El escándalo. Por alguna razón nuestras autoridades
coexisten rodeadas de un halo gris que genera demasiada suspicacia. Apenas
cubiertas por un velo translúcido que, más allá de ocultar un muerto (el
escándalo) lo exhibe públicamente, cual insulto a nuestro intelecto, lógica o
sentido común. Generalizando así, un terrible no sé qué de corrupción,
impunidad e injusticia.
¿A cuál gobierno creerle? ¿Estamos
haciendo o deshaciendo? ¿Esto es una carrera hacia el
progreso, o una simple procesión (un paso hacia adelante, dos hacia
atrás)? De cualquier forma, en las situaciones que exigimos determinación y
soluciones efectivas, recibimos pinches paliativos como respuestas
no pocas veces mediáticas. Por ejemplo, ante el alza
de los alimentos, el gobierno nos ofrece “La jumbo feria”. Ante el alza del
combustible y los tranques, nos dicen que utilicemos carros más económicos o el
transporte público (prohibiendo el carpool).
Entre tanto nos aumentan los impuestos, o nos crean nuevas cargas impositivas,
y a los casinos se la bajan. Nos hablan de justicia social, y de pronto el presidente queda envuelto en un escándalo de tierras
junto a un empresario extranjero, en contra de un
simple campesino (me refiero al caso de Pixvae) Luego, ¿A cuál gobierno
creerle?
Yo quisiera creer que estamos en
trayectoria de despegue, pero tal parece que el peso del “equipaje” es mayor al
soportado por nuestra nave (el estado). Vivimos
en zozobra, cierre tras cierre, escándalo tras escándalo, conflicto tras conflicto. ¿Será que eso es “lo que le
toca al pueblo”?. Nuestras autoridades viven en un eterno conflicto con el pueblo, ellos en un polo, nosotros en otro. Cada uno
viviendo una realidad distinta, un polo distinto.
Para ellos el país es una maravilla, para
nosotros el país es mera supervivencia. Ellos bien, nosotros jodidos (digo, si
el presidente puede hablar de joder...) ¿Y en la mitad de esta realidad
polarizada, qué queda? Mucha incertidumbre, tensión, dolor, deudas y una clase
media martirizada con fuerte tendencia a desaparecer.
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