MASLEIDOS

domingo, 3 de junio de 2012

¿A cuál gobierno creerle?

Yo recuerdo que en la pasada campaña electoral, la palabra “bipolar” estuvo muy de moda. Primero con una connotación negativa, luego el término se hizo agradable y jocoso. Sin embargo, el chiste de aquel entonces se ha convertido en nuestra tragedia actual. Ahora bien, ¿Qué significa “bipolar”, más allá del entuerto sicológico con el que fue conocido anteriormente?. Según el diccionario de la real academia de la lengua española, bipolar significa que tiene dos polos. Como un imán, un polo que atrae, otro que repele… y así es como estamos. Por un lado pareciera que vamos bien, por otro sentimos que vamos mal. Ante un gobierno que atrae y otro que repele, ¿A cuál creerle?.

Por el lado positivo están las obras sociales como las casas en las Garzas, los departamentos en Curundú, el reordenamiento vial, los cien a los setenta, el salario mínimo, el metrobus, el metro, la beca universal, las mochilas, las computadoras, las inversiones, el turismo, las calles, los puentes etc. Por el lado negativo está la total apatía de nuestras autoridades ante el aumento del costo de la vida (gasolina, comida, impuestos, etc.) el aumento de los tranques vehiculares, el deterioro de la salud y la seguridad pública, la crisis del agua y la basura. La conveniente sordera de nuestras autoridades para con ciertos temas sociales (envenenados del jarabe, aumentos, minería y demás) que desencadena cierres de calle y conflictos violentos que ya cobran muertos. Las medidas impopulares, los rumores de golpe de estado y, finalmente, como rey de la casa: El escándalo. Por alguna razón nuestras autoridades coexisten rodeadas de un halo gris que genera demasiada suspicacia. Apenas cubiertas por un velo translúcido que, más allá de ocultar un muerto (el escándalo) lo exhibe públicamente, cual insulto a nuestro intelecto, lógica o sentido común. Generalizando así, un terrible no sé qué de corrupción, impunidad e injusticia.


¿A cuál gobierno creerle? ¿Estamos haciendo o deshaciendo? ¿Esto es una carrera hacia el progreso, o una simple procesión (un paso hacia adelante, dos hacia atrás)? De cualquier forma, en las situaciones que exigimos determinación y soluciones efectivas, recibimos pinches paliativos como respuestas no pocas veces mediáticas. Por ejemplo, ante el alza de los alimentos, el gobierno nos ofrece “La jumbo feria”. Ante el alza del combustible y los tranques, nos dicen que utilicemos carros más económicos o el transporte público (prohibiendo el carpool). Entre tanto nos aumentan los impuestos, o nos crean nuevas cargas impositivas, y a los casinos se la bajan. Nos hablan de justicia social, y de pronto el presidente queda envuelto en un escándalo de tierras junto a un empresario extranjero, en contra de un simple campesino (me refiero al caso de Pixvae) Luego, ¿A cuál gobierno creerle?


Yo quisiera creer que estamos en trayectoria de despegue, pero tal parece que el peso del “equipaje” es mayor al soportado por nuestra nave (el estado). Vivimos en zozobra, cierre tras cierre, escándalo tras escándalo, conflicto tras conflicto. ¿Será que eso es “lo que le toca al pueblo”?. Nuestras autoridades viven en un eterno conflicto con el pueblo, ellos en un polo, nosotros en otro. Cada uno viviendo una realidad distinta, un polo distinto. Para ellos el país es una maravilla, para nosotros el país es mera supervivencia. Ellos bien, nosotros jodidos (digo, si el presidente puede hablar de joder...) ¿Y en la mitad de esta realidad polarizada, qué queda? Mucha incertidumbre, tensión, dolor, deudas y una clase media martirizada con fuerte tendencia a desaparecer.

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