Escucho decir a muchas personas,
que este gobierno por lo menos está haciendo “algo”, haciendo cosas. Que los otros gobiernos esto y lo otro, y que
este gobierno…bla, bla, bla. El discurso
es que tenemos que agradecerle al presidente, ojo, no al gobierno, ni a los otros gobiernos,
sino directamente al presidente la bonanza de Panamá. Digamos pues que los otros gobiernos hicieron
nada, si nada podría llamarse a la Cinta Costera, si nada podría llamarse al
Puente Centenario, si nada podría llamarse la ampliación del canal, si nada
podría llamarse recuperar al país después de una guerra con la primera potencia
del mundo. Todos los gobiernos han
reparado calles, las jumbo ferias de este gobierno son las ferias compita del
otro, el metrobus de uno es el transmóvil del otro. Es un discurso absurdo, desgastante,
aburrido, repetitivo. Cansa oír la voz
del presidente en cada propaganda, en tantas propagandas, hablando tan pausado,
como si nos estuvieran hipnotizando o lavando el cerebro.
Pero el gobierno está haciendo “cosas” eso no se le puede negar: La beca universal, el ángel guardián, metro bus, metro, carreteras, soluciones habitacionales, cien a los setenta, las computadoras, salario mínimo etc. Digo, sin contar que el mismo pueblo lo haya solicitado o sea el capricho de alguien (caso del metro) sin poder evaluar la efectividad de cada solución, sin contar que sean medidas que benefician a un sector de la población y no medidas que promueven al país en general, se puede decir que “se está haciendo algo”. Pero, ¿Acaso esa no es la obligación de todos los gobiernos, hacer algo?
Pero el gobierno está haciendo “cosas” eso no se le puede negar: La beca universal, el ángel guardián, metro bus, metro, carreteras, soluciones habitacionales, cien a los setenta, las computadoras, salario mínimo etc. Digo, sin contar que el mismo pueblo lo haya solicitado o sea el capricho de alguien (caso del metro) sin poder evaluar la efectividad de cada solución, sin contar que sean medidas que benefician a un sector de la población y no medidas que promueven al país en general, se puede decir que “se está haciendo algo”. Pero, ¿Acaso esa no es la obligación de todos los gobiernos, hacer algo?
No es un favor que nos hace el
gobierno al comportarse de esa forma, primero que todo, no es un favor que hace
Martinelli, ni Cambio Democrático, es una obligación gubernamental
hacerlo. En consecuencia, esto no es cosa
de dar gracias (porque no son “limosnas”) sino de responsabilidad, obligación y
deberes. En la empresa privada se trabaja por lo que
se devenga, y aunque las gracias no son obligatorias, el empleado debe ser
consciente de cuál es su responsabilidad, para qué lo nombraron y para qué le
pagan. Los “ungidos”, “indispensables” o “intocables”,
sencillamente no la llevan bien e igual son destituidos, o reemplazados por
alguien que hace más por menos. Luego, ¿Por qué exaltar la figura del presidente,
o del gobierno en el cumplimiento de sus responsabilidades? No son dioses, ni
héroes, ni emperadores, ni monarcas, ni santos, sino empleados públicos comunes
y corrientes.
Gran cantidad de esas “obras” que
tanto pregona el gobierno, sale directa
o indirectamente de nuestros bolsillos, de nuestros impuestos. No proviene de ninguna
persona en especial, empresa o fondo privado (a no ser que se hable de una
donación, no pocas veces del extranjero). No, nos regalan nada. Al contrario, siempre se ha especulado lo
contrario, que nuestras autoridades “venden” demasiado “alto” sus servicios al
estado. Fuera de todos los escándalos
relacionados con la cosa pública, en los que frecuentemente se ven
involucrados. E inclusive, nosotros también
costeamos tanto atiborramiento de
anuncios, dando a conocer la gestión gubernamental (por no decir casi
beatificándola) Es como si yo utilizara mi jornada laboral, para pregonar por
los pasillos “que trabajo demasiado”.
Algo que en lo personal me parece demasiado ridículo.
He escuchado a personas decir que
“hacer cosas” implica que no nos están robando, o nos están robando poco, porque
las obras se ven… Aparte de que tampoco podemos probar que así sea (que nos estén robando, o no) el consuelo me
parece realmente patético. ¿A qué hemos
llegado como ciudadanos, cuando como pueblo aspiramos sólo a que un gobierno
nos robe poco, o no nos robe, y ya por
eso lo catalogamos bien? Eso es algo
terriblemente deprimente, si como sociedad amparamos la mediocridad o la
ineptitud de nuestras autoridades bajo el consuelo de ser o no ser ladrones. Aquello me recuerda tanto a aquel eslogan de “meter
la pata, pero no la mano”… como si nuestros representantes apostaran a la
mediocridad. ¿Acaso eso es correcto?
¿Finalmente, aquello de “hacer obras” justifica la estrangulación económica de todo un pueblo?... Obras que benefician sólo a diversos sectores, maltratan profundamente a la clase media, obras que nadie ha solicitado, obras que de pronto se hacen todas al mismo tiempo sumiendo al país en un terrible enredo existencial, colapso urbano, en medio de tranques vehiculares, escándalos, deuda, gastos, desesperación, inflación y no sé qué cuántas cosas más... ¿Todo por el simple hecho de “hacer cosas”?, no tiene sentido. Uno tampoco puede volver su presente tan miserable, para después decir que se hizo gran cosa. Sobre todo porque la “gran” cosa esa, parece dar soluciones de tercera mano al común de los panameños, volviendo aún más ricos a los ricos y poderosos de siempre. El país está revuelto, las medidas que se aprueban son totalmente repudiables, cada vez se nos hace más difícil vivir en Panamá aunque se diga lo contrario y el pueblo se esconda.
¿Finalmente, aquello de “hacer obras” justifica la estrangulación económica de todo un pueblo?... Obras que benefician sólo a diversos sectores, maltratan profundamente a la clase media, obras que nadie ha solicitado, obras que de pronto se hacen todas al mismo tiempo sumiendo al país en un terrible enredo existencial, colapso urbano, en medio de tranques vehiculares, escándalos, deuda, gastos, desesperación, inflación y no sé qué cuántas cosas más... ¿Todo por el simple hecho de “hacer cosas”?, no tiene sentido. Uno tampoco puede volver su presente tan miserable, para después decir que se hizo gran cosa. Sobre todo porque la “gran” cosa esa, parece dar soluciones de tercera mano al común de los panameños, volviendo aún más ricos a los ricos y poderosos de siempre. El país está revuelto, las medidas que se aprueban son totalmente repudiables, cada vez se nos hace más difícil vivir en Panamá aunque se diga lo contrario y el pueblo se esconda.
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