Todos los privilegios, que muchos
de ellos entienden como “gastos operativos”, pero que el resto de los panameños
visualiza como “privilegios”, supuestamente fueron creados para facilitar la gestión de los diputados,
legisladores o como quiera llamárseles.
Luego, ¿La gestión de un legislador es hacer leyes, o “ayudar a la
comunidad”?. Porque hasta donde tengo
entendido hacer parques, paradas,
aceras, regalar neveras, bloques, bolsas de comida, estufas y demás no
es trabajo de un legislador. ¿Necesita
tanto dinero el legislador, para reunirse con su comunidad de cuando en cuando,
y luego sentarse a legislar??? Aún así, si fuera realizando obras sociales
¿Pudiéramos decir que invierten efectivamente el dinero que se les otorga? Me parece que la figura del diputado aún no
está clara, o por lo menos no quieren dejarla en claro, y mientras tanto seguir
cobrándonos por dicha ambivalencia. ¿O
legislan, y legislan bien, o continúan de “regalones” haciendo indirectamente
campaña política (con nuestro propio dinero)?
En una ocasión me explicaron que
las autoridades debían tener salarios tan “altos”, para evitar
ser seducidos por coimas, sobornos etc.
Con salarios altos se espera que
el individuo sea menos proclive a corromperse. Pregunto entonces: ¿Acaso así se lograría
evitar la corrupción, o sólo aumentaríamos el valor del supuesto “soborno”?.
Y por allí va el asunto, al aumentar el costo de los posibles sobornos…
¿Quiénes estarían en capacidad de pagar dichos sobornos?, pues, los mismos
poderosos de siempre (los mismos que han controlado a Panamá, toda la
vida). Es decir, el salario que ostentan
nuestras autoridades, definitivamente no los inmuniza contra la corrupción, ni
mucho menos.
Digamos que les pagamos tanto por
ser “nuestros representantes”. Sin
considerar el hecho de que algunos ni siquiera pasan tiempo, ni tiempo de
calidad en sus comunidades. Ni aunque
tuvieran sangre azul, o viviéramos en un régimen monárquico, eso sería
válido. Cualquiera de nosotros que tenga
a su bien pagarle a otro por trabajar, ¿Acaso le pagaría para trabajar en su
contra?...no me parece. El pueblo se
queja constantemente de que los legisladores, por quienes votó, aprueban
leyes impopulares, que en lugar de beneficiar, deterioran su condición
de vida a favor de unos pocos “poderosos”.
Frecuentemente se oye de ausencia masiva, escándalos de corrupción
(compra y venta de otros legisladores o autoridades) escándalos sexuales (el
gobierno pasado) botellas, vulgaridad,
violencia, sobornos, discusiones y peleas de patio limoso etc. ¿Acaso uno le pagaría bien a una persona de
la cual duda profundamente, y ni siquiera cumple con su horario laboral? ¿Entonces por qué lo hacemos, y encima tanto
dinero???
El órgano legislativo debe
existir como contrapeso del poder ejecutivo, o algo por el estilo. No soy abogado, ni politólogo, ni nada de
eso, pero en la escuela me hablaron de “la separación de poderes”. Recientemente he escuchado que una de las
principales quejas para con el actual gobierno es esa, un órgano legislativo
totalmente plegado, entregado, vendido o “dejado” al ejecutivo. Pero si la memoria no me falla, los últimos
gobiernos en democracia, no tanto en el de Endara, han cojeado de ese lado. El problema, tal dicen, es que ya no se trata
de una cojera, sino de la amputación de la pierna. Es decir, que el gobierno ande en un solo
pie: El ejecutivo, eso dicen. De todas
formas ¿Podemos decir los panameños que contamos con un órgano legislativo
independiente y digno? ¿Digo, mucho más ahora que se ha acrecentado el asunto
de los tránsfugas?.
El órgano legislativo debe
existir en función a la separación de poderes, como contrapeso al ejecutivo
etc.. Todo lo cual me parece
políticamente correcto. ¿Pero en un país como el nuestro (en el que todo el
mundo hace, o quiere hacer lo que le da la gana) suena rentable tener una
asamblea legislativa aprobando leyes a diario? ¿No sería mejor unificar
esfuerzos para hacer cumplir las leyes de manera imparcial? ¿Existe en Panamá alguna estadística real e
independiente, que diga cuántas leyes vinieron promovidas por organismos
auténticamente representativos del pueblo, y cuántas fueron promovidas por intereses privados de carácter
y beneficio personal? ¿Acaso se da seguimiento al impacto social de cada ley,
positivo o negativo? ¿Cuáles legisladores votaron a favor, y cuáles en contra?.
Porque si tuviéramos esa fuente de información libre y pública (como efecto de
la transparencia que tanto mencionan) pudiéramos establecer por frecuencia y
efectividad, el valor práctico-social del órgano legislativo y sus
representantes. Algunos diputados hacen
lo que les da la gana porque no tienen quién los regule durante el periodo, e
inclusive ya ni siquiera obedecen a sus partidos políticos.
Dado todo lo antes expuesto y
aunque pase de ignorante para algunos, sobre todo porque PAGO IMPUESTOS, tengo
todo el derecho de preguntar: ¿Qué pasaría si en Panamá no hubiera diputados?
¿El país entraría en caos, o letargo infinito?
¿Quebrarían los partidos políticos? ¿Colapsaría nuestro devenir
socio-político? ¿Se terminarían las obras sociales en las comunidades?
¿Sufriría gravemente el ejercicio democrático? ¿Cerraría el tribunal electoral
por inoperante? ¿Habría huelga de botellas? ¿Moriría la actividad política
nacional? ¿Quebrarían los periódicos? ¿Aumentaría el desempleo y la
delincuencia considerablemente? ¿Empeorarían los tranques vehiculares? ¿Subiría
aún más la canasta básica? ¿Subiría aún más la gasolina? ¿Se agravaría la
crisis del agua y la basura? ¿Subiría la deuda externa? ¿En qué nos afectaría
considerable y negativamente, la carencia absoluta de legisladores?.
Ahora bien, ¿Por qué no eliminamos la asamblea de
diputados y la reemplazamos con un único órgano consultivo-promotor, de igual
autoridad pero compuesto por representantes de la sociedad, de las iglesias, de
los gremios y las universidades. Profesionales sin afiliación política o
mercantil, ni prontuario delictivo,
cuyos integrantes no ganen más de tres mil dólares al mes, no tengan
privilegios, ni superen en número a treinta. Renovados sin reelección
inmediata, cada dos años y medio. Cuyo
desempeño sea evaluado pública y periódicamente en foros comunitarios. Que
puedan ser removidos según desempeño. ¿Por qué no?. Aunque suene a “sueño”,
realmente pienso que nos iría mejor. El
estado se ahorraría mucho más dinero, el pueblo tendría mayor representatividad
y control, los deteriorados partidos políticos menos poder, disminuirían los
escándalos y la posibilidad de corrupción.
Ahora bien, ¿Lo permitirán ellos?.
No creo… que esa sea la pregunta, sino más bien: ¿Lo querremos
nosotros?... De cualquier forma, si los
diputados llegaran a faltarnos, es muy probable que nada dramático ocurriría, e
inclusive, gran parte de la población ni
siquiera llegaría a extrañarlos.
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