MASLEIDOS

miércoles, 8 de agosto de 2012

Resurrección social, y mecanismos de liberación popular






Siempre he dicho que muchos panameños, con fuerte tendencia a convertirse en la mayoría en un par de años, tienen un problema de aletargamiento, modorra y tiempo de respuesta demasiado alto.  Dicho en otras palabras, son reactivos de naturaleza.  Quisiera no ser injusto con mis paisanos, y pensar que no es un asunto de nacionalidades sino de humanidades.  Pero antes que todo debo ser honesto.  He tenido la oportunidad de trabajar con extranjeros latinoamericanos, y, definitivamente los panameños “nos tomamos nuestro tiempo” en cada cosa.  Pero bueno, ser lento no es algo malo, tampoco pienso arrojar la primera piedra al respecto.  El problema es activarte porque otro lo hizo, y no quieres quedarte atrás…Eso es, y debo decirlo tal cual, eso es ser tremendo mediocre.  Sólo aclarando el concepto, la persona que es reactiva usualmente carece de iniciativa y arrojo propio, frecuentemente es perezosa, y sólo trabaja por estímulos externos que le generen algún tipo de impacto negativo a su comodidad (ni siquiera los positivos).  Yo diría que ser reactivo va ligado a la falta de capacidad que tiene el panameño común, de no proyectarse a largo plazo, aunado a cierta limitante que le impide soñar o proyectarse a determinado nivel en el futuro.  Suena un poco fuerte lo que estoy diciendo, y me disculpo si ofendo a alguien.




Esa actitud reactiva, la he visto en personas de diferente estrato social, credo, raza, rol laboral desempeñado etc.  Y definitivamente, lo he visto en otras nacionalidades, así que, si bien Panamá cada vez se afecta más de esta apatía, tampoco es exclusiva de nosotros los panameños.  Cuando alguien se “activa” por cuenta propia, se proyecta, insiste, sueña, quiere y lucha, es considerado tremendo idiota en este país, y recibe las más crueles bromas, oposición de todo tipo e insultos de la masa apática.  Esa masa que siempre está pendiente al mínimo error, para levantarse en críticas y hacer ver su inteligencia parasitaria, frente a cualquier fallo de cualquier individuo (porque no le da la cabeza para entender, ni mucho menos los ánimos, que el fracaso es parte natural del triunfo y el perfeccionamiento)  Esta gente se derrota fácilmente, se resienten y sufren solos, por eso jamás se activan y cuando alguien falla, intentan arrastrarlo a su miseria.  Cuando en el fondo, sólo quieren hacerlos parte del grupo, de la masa inamovible e inferior. ¿Qué tiene que ver esto con el frente para la democracia?, paso a explicar.




He notado que el frente es muy metódico, y están bien organizados.  Sin embargo, no veo que involucren integralmente al pueblo en sus acciones, decisiones y conocimientos.  Apenas ciertos grupos de mercenarios públicos, para generar caos.  Ningún movimiento popular triunfa, si no lleva el apoyo del pueblo como substancia.  Por eso es que la mal llamada “sociedad civil”, el grupo aquel, jamás podrá ser representativo de nada, sólo de quienes los dirigen en el anonimato.  Porque pareciera que a ellos, el pueblo en sí no les interesa.  Da la impresión de que sólo les interesara el poder en su naturaleza de mando, no sé.  Por otro lado, este frente nuevo que ha salido producto de las locuras de nuestras autoridades, se activa cada vez que el gobierno comete una trastada.  Es un ente meramente reactivo y dependiente de la inefectividad del gobierno.  En consecuencia, se desploma si el gobierno se cae, o si el gobierno empieza a trabajar bien...  De cualquiera forma, no es un ente proactivo, en pie militante, ni nada por el estilo.  Sólo existen como fuerza de choque, son completamente reactivos. Ojalá fueran algo más… tal vez si tuvieran un poco más de “iniciativa-preventiva”, nos evitaríamos tantos choques, tanto desgaste y desorden en este país.  Pero vuelvo y reitero, requieren del apoyo popular, pero el pueblo está dormido y ellos no hacen mucho por despertarlo (apenas chocar al gobierno).  De allí que, si fueran un poco más proactivos, pudieran re-educar a los panameños con seminarios, foros, tertulias, docencia, ir a las universidades, a las escuelas, a las plazas a dictar clases gratuitas de civismo y ciudadanía, así fuera en sus ratos de ocio.  El proceso que planteo es tremendamente arduo y prolongado, de allí que no entra con facilidad en el consciente colectivo panameño, por nuestra incapacidad ciudadana de proyectarnos a mediano y largo plazo, como país de primer mundo, realmente de primer mundo, con personas con mentalidad de desarrollo personal y social.




El mecanismo de liberación popular no debe consistir en buscar líderes o caudillos que solucionen nuestros problemas.  Si nos fijamos bien, hacerlo de esta forma es una manifestación más, quizás la mayor, del paternalismo social que practicamos a todos los niveles (favor ver mi artículo sobre la ley de pensión alimenticia).  Las democracias deben ser sustentadas por pueblos proactivos, conscientes y maduros socialmente hablando, que generen y lleven al poder a personas seleccionadas con responsabilidad y conocimiento de causa, no por engaños, popularidad simple, influencias de países extranjeros, corrupción o donaciones dudosas.  La democracia jamás podrá ser sustentada por pueblos perezosos, de gente conformista y mediocre, apáticos, abúlicos, incultos, hostiles, intelectualmente estancados y juega vivo.  Pueblos que buscan un mesías, o un Santa Claus regalón, entre sus figuras más representativas de la “viveza” y el oportunismo, como han demostrado ser gran parte de nuestros políticos.  De allí que nos engañen, porque en el fondo queremos y hacemos todo lo socialmente posible para ser engañados y prohijar dictadores, uno tras otro.  Como la mujer maltratada que elige un hombre malo, tras otro, y así hasta que envejece o muere con dicho afán, si alguien no la agarra a tiempo y la educa.  



Al pueblo panameño hay que re educarlo para que cada individuo de este país entienda y aprenda de nuevo lo que es ser persona primero (cosa que debió habérsele enseñado en casa, y no se está dando por la desintegración familiar)  a ser ciudadano (cosa que debió habérsele enseñado en la escuela)  y finalmente vivir en sociedad (no a ser “sociable”, término prostituido y comercializado).  Por eso sería bueno, que estos organismos que yo denomino de “resurrección social”  no sólo aspiren a reaccionar frente a los desaciertos del gobierno, o sólo aspiren a “mandar” en la ya conocida lucha por el poder. Si de verdad les interesa trascender en la vida nacional panameña, deben dedicarse a la docencia y re educación de la masa (abandonando los anteriores, desgastados y clasistas conceptos de que el pueblo sólo sirve de masa) ya fuera apoyados por las iglesias y clubes cívicos. No menciono al gobierno, porque a los gobiernos les conviene tener una masa cada vez más estúpida, inconsciente y manipulable de ciudadanos.  Jamás harán algo para volvernos humanamente auto sostenibles, ni auto escalables, menos en nuestros países tercermundistas.   Debemos fortalecer nuestra ciudadanía, para evitar el resurgimiento de los dictadores,  y lograr que el país evolucione.  




Las malas formas de gobierno son como los virus, parásitos, hongos y bacterias en el organismo humano.  Puede que jamás se exterminen del todo, pero si no los controlamos fortaleciendo al cuerpo, reaparecerán, haciendo resurgir a los anticuerpos (las fuerzas de choque y confrontación al poder).  Yo desde luego, prefiero un organismo sano que crezca saludable, a uno enfermizo que se atrofia.  La degradación social ocurre como consecuencia natural del crecimiento poblacional,  la desintegración familiar y la masificación del individuo.  Hay que buscar los mecanismos para dividirnos poblacionalmente en varios  “modelos a escala sincronizados”, que permitan mejor control y educación en general.   Para ello requerimos que estos frentes de oposición al gobierno sean menos reactivos y mucho más proactivos, reitero, aunados a las iglesias y las instituciones cívicas del país. ¿Será eso posible?...

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