MASLEIDOS

miércoles, 15 de agosto de 2012

El colmo de la alienación ciudadana


Yo quisiera saber si en Panamá no tenemos suficientes personajes nefastos, actualmente o en nuestro pasado, de los cuales pudiéramos “hacer una novela”.  Digo personajes nefastos,  porque tal parece que lo único que le interesa a algunas televisoras es explotar lo malo y los anti valores.  Sería mucho pedirles a los medios, que hicieran una miniserie de Irving Saladino, o algo diferente a destrozarlo por fallar en las olimpiadas???.  Porque a ellos no les vende lo bueno, si no hay algo malo, turbio, miserable, desgraciado o trágico de lo que puedan parasitar o  lucrar, ocasionalmente autoproclamándose héroes de la causa.  La ideología (misión y visión) de nuestros medios de comunicación sólo se exhibe en la crónica roja o amarilla que nos salpican a diario, el bochinche pagado y de bajo calibre que llaman noticias, novelas tumorales y patéticos programas humorísticos que explotan la chabacanería, vulgaridad y homosexualismo.   Pero ya es el colmo que importe también, la porquería de otros países.  No soy partidario de las novelas, porque desnutren al intelecto y la creatividad humana, además las considero involutivas. Sin contar el  hecho de que para considerarse “éxito”,  tienen que explotar algo sexual (de preferencia aberrante) malo, violento  o  psicológica/mental/emocionalmente asqueroso.



Esta terrible invasión mediática que estamos viviendo, nos entierra aún más en la miseria y los anti valores de aquellos países, que de forma maligna, han sabido exportar lo peor de sus sociedades.  Y el panameño lo recibe de buena gana, como si fuera tremenda gracia, dentro de sus hogares, en horario familiar inclusive. ¡Hay que ver hasta dónde llega nuestra ingenuidad, comodidad o pendejada!, digo, tan “vivos”  que decimos ser y nos creemos para con los nacionales… pero aceptamos de buena gana, cualquier “cosa” que venga del extranjero, ¿No?.  Porque la dichosa “auto regulación” no regula a nadie, y aquí los medios hacen lo que les viene en gana, so pretexto de la  “libertad de expresión”.  ¿Y qué con el derecho individual a no ser constantemente contaminado con material tan humanamente tóxico?.  Porque en Panamá se confunde mucho  “la libertad de opinión”, con monopolizar la opinión.  Pero bien, fuera de todo esto y del ambiente viciado, virulento y enlatado de ciertos medios de comunicación panameños, ¿Qué modelo nos venden estas dichosas telenovelas?.  Una mujer semi o totalmente prostituida (como símbolo carnal, para la obtención de poder, control o lucro) o ser un capo… ¡Qué gracia!.



¿Será porque les sale más barato comprarlas a otros países, que producirlas localmente?.  Sin embargo, nuestros aspectos positivos, como la historia de Durán y la película que le van a hacer,  sólo llegan a la pantalla grande gracias a la iniciativa, esfuerzo e intervención de extranjeros.  Aunque, en ese caso, para ser justos, recuerdo bien una producción nacional muy buena que le hicieron al cholo,  hace ya un buen par de años, pero ¿Y qué más?... ¿Qué pasa con nuestros actores, el esfuerzo local, los valores del terruño? ¿Se quedaron en la noche, el chance, cuentos de la tulivieja y picardías????.  Ahora bien, cualquier persona que se respete a sí misma, o tenga alguna dote apreciable de substancia gris, podría ver una de estas telenovelas estableciendo la diferencia clara entre ficción burda y realidad obscena (o viceversa).  Pero a mí me preocupa toda esa gran masa de ciudadanos incompletos (ver artículo Encarcelar al padre o a la familia ) que se dicen adultos, adolescentes, o niños expuestos voluntaria e involuntariamente a este material.  Esa mujer adulta que se endeuda aún más, para ponerse nalgas o tetas porque lo vio en la novela.  O las jovencitas que crezcan prostituyéndose en el intento de ser como la villana, la diva, o la protagonista de la novela.  O el joven que se vuelva maleante, o el maleante que se vuelva más maleante, porque él quiere ser más “malo” que tal o cual capo de la televisión. Y si a esto sumamos el pésimo ejemplo, la mediocridad y el poco importa de nuestras grises autoridades, la corrupción etc. …pues cabría hacerse la pregunta: ¿Qué es peor, o qué es menos malo, la novela o nuestra realidad?


Y entre tanto yo sigo preguntándome, dado que no soy sociólogo,  ¿Para qué una pinche telenovela? ¿Cuál es la necesidad del panameño común, para con este tipo de material?.  Si gracias a la mediocridad (ver artículo Mediocridad en éxtasis, apatía e inacción de nuestras autoridades (que curiosamente han planteado un incremento monetario en el presupuesto del año que viene) no necesitamos de una novela o un televisor con tercera dimensión, para “contemplar” el terror del narcotráfico internacional en nuestro patio.  Cada vez son más frecuentes los casos de abaleados, mutilados, ajusticiados, y regatas de la muerte que involucra al narcotráfico, en áreas públicas, a hora temprana, frente a nuestros organismos de seguridad, como si nada.  Organismos de seguridad completamente reactivos, que al parecer están más pendientes de figurar en los medios y reprimir manifestantes, que de mantener limpia la casa.  Viéndolo así, para ser honestos, ¿Por qué el panameño quiere ver a los capos por televisión, si a cada rato salen en las noticias de último momento, en vivo y en directo?.  O será que nos gusta que el extranjero nos presente su realidad, su pasado o futuro en la pantalla de un televisor, para no tener que ver lo que se nos viene de frente...  No tener que ver lo que se nos viene de frente, hasta que nos afecte.  Eso es el colmo de la evasión, de la alienación ciudadana.  Yo diría que ver una cosa así por televisión, viniendo de telenovelas y considerando el alto grado de adaptación-conformismo panameño, más que alertarnos y ponernos a la defensiva, nos dispondría a la resignación derrotista, o aún peor, a la imitación.

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