MASLEIDOS

lunes, 20 de agosto de 2012

Aprender a ser individuos


Siempre me he preguntado por qué el hombre, animal superior, sigue imitando esa conducta grupal muy similar a la de los animales en manada.  No soy sociólogo, pero creo que a eso le llaman conducta gregaria.  Sería ideal que los grupos se formaran para ayudarnos a “formarnos” como humanos, pero la mayoría se hace para deformarnos como humanos, y reformarnos como masa. ¿Por qué?  Entiendo que los animales se agrupan para protegerse, compartir el alimento y demás cosas.  Pero el hombre se agrupa ocasionalmente por el mero placer de dañar a otro (externo o interno a su asociación).  Supongo que esto no tiene nada que ver con el hecho y la naturaleza (correcta o incorrecta) de que los seres vivientes se agrupen, sino porque el ser humano tiende a utilizar sus capacidades mentales, para fines contraproducentes, negativos, contra natura, contra especie, y de hecho las ve potenciadas trabajando en equipo.  Supongo que el mal se hace mejor, si tenemos mucha gente que disfrute el hecho, o nos ayude a hacerlo, mayor efectividad (mayor mal) a menor esfuerzo.  ¿Luego, el problema será reunirse para hacer mal, o sólo reunirse?.  ¿Será que en esencia somos demasiado débiles a nivel individual?, caso tal, ¿No sería preferible fortalecernos individualmente y luego levantar uniones más fuertes y productivas ???. No puedo especificarlo, pero, definitivamente hay algo en esencia malo en las agrupaciones humanas, que, dicho sea de paso, tienden a deteriorarse y no pocas veces terminan destruyendo a sus propios miembros, en guerras interinas. ¿Los animales se agrupan, acaso para matarse mejor entre ellos mismos?...no lo creo.  ¿Será que tal cosa es propiedad exclusiva del pensamiento humano?, del libre albedrío, del discernimiento, tampoco puedo asegurarlo, pero está pasando, pasó y al parecer seguirá pasando.  Tal vez sea una mutación o desproporción del instinto de supervivencia, al pasar por el tamiz intelectual… tampoco lo sé.  Quisiera que alguna vez, algún sociólogo, sicólogo o antropólogo  me lo explicara.


Yo no nací con la necesidad de ser tan gregario, o tal vez fue una conducta aprendida en una época tan temprana de mi vida que ya ni recuerdo,  o la habré desarrollado por factores circunstanciales.  Como sea,  me he acostumbrado a ser netamente individualista, y selecciono muy bien a las personas con las que me relaciono (aunque suelo tratar bien a todo el mundo).  No pertenezco, ni siento necesidad de pertenecer  a ningún grupo, asociación o unión específica, sólo la consanguínea y la conyugal.  Pero reconozco que el ser humano no puede vivir aislado, por lo cual valoro el trabajo en equipo, no así cargar a otros.  Y por NO “cargar” a otros, he tenido muchos choque sociales al topar de frente “las roscas”, “los grupitos” y las pendejaditas que si bien es cierto nacen en la infancia-adolescencia, tal parece que el ser humano  JAMÁS madura.   Menos en una sociedad que, como ya he mencionado antes, genera seres incompletos, niños crecidos que después tilda de “adultos” por el sólo hecho de que orgánicamente pueden  “tener relaciones sexuales”.   Es decir, el individuo no se termina de formar como SER, como INDIVIDUO, cuando ya la sociedad los empotra en roles prematuros, o esquemas de MASA (ver mi artículo  ¿Encarcelar al padre o a la familia?).   Trayendo como consecuencia, problemas más graves del espectro adulto como la discriminación, intolerancia, segregación, guerras, exterminios  etc.  Como no me inquietan los grupos, casi siempre he tenido la oportunidad de sufrir sus embates en directo, teniendo así la oportunidad de observarlos o analizarlos desde lejos, desde la privilegiada posición de “ente externo”.  He notado que efectivamente, los grupos se forman en su mayoría de personas débiles en algún aspecto (casi siempre lo que genera la unión del grupo) dirigidos por una persona, o un muy reducido grupo de personas, apenas un poco más parlantes o  agresivas que el resto, a los que mal llaman “líderes”.  No necesariamente los más preparados, ni los más fuertes, ni los más sabios, ni  los más experimentados, ni los más aptos, como dictaría la lógica-naturaleza.  Aún más recientemente, he notado que los grupos humanos son encabezados por personas cuya capacidad principal es “ser más atrayente”, no necesariamente más substancial (populismo).  Lo cual es terriblemente favorable a una sociedad  obsesionada con la producción, que enriquece a unos menos, masificando-explotando a muchos.  La individualidad atenta contra el esquema social de máxima productividad, mediante el cual los pequeños poderes dominantes del mundo, mantienen secuestrada al gran resto humano.


Muchas veces, el líder de la “manda”  humana, por llamarlo de una forma acorde, es una persona igual o más insegura al promedio del grupo, que requiere mucho mayor reconocimiento o afecto, o quién sabe qué, que los demás del grupo.  Repito, es lo que yo pienso y he observado, puede que esté muy equivocado, porque no tengo estudios humanos “conductuales” ni nada por el estilo.  De cualquier forma, éste líder, que en cierto modo es un imán humano, de personas socialmente deformadas o incompletas como él mismo, crea lo que yo denomino una asociación de conveniencia y muy bajo perfil.  Destinado a saciar su déficit personal, llenar algún vacío o satisfacer su ego con seres de tipo aproximado.  Desde el momento en que esta persona descubre que su rango de atracción es inefectivo para con un espécimen diferente, por así decirlo, lo identifica como una real amenaza a “su liderazgo”, y en consecuencia moviliza al grupo en contra del extraño (de lo cual he hablado y escrito anteriormente).  Pequeñas cuestiones que en su mayoría no llegan a ofender, ni a amenazar la existencia del grupo en sí, pero que por alguna razón afectan al ego del líder.  Cuestiones tan sencillas como “no te plegaste ante mí”, “no me quieres”, “no te parezco gracioso”, “no me produces”  (caprichos, egoísmo y comportamientos infantiles) o peores, desatan linchamientos, guerras, estereotipos, odios viscerales, muertes en masa etc. La masa (el grupo) se convierte en punta de lanza o escudo, contra todo aquel que "desconozca al grupo", o mejor dicho, a su "líder".  Luego viene todo este asunto del culto a la personalidad, leyendas etc.


Con una conducta grupal, que a todas luces parece más primitiva que la de los mismos animales, me extraña mucho no habernos extinguido como especie hace rato.  Pero, tal parece que estuviéramos en vías de lograrlo, sino por cuenta nuestra, por reacción tal vez del mismo planeta.  Porque toda esta contaminación, deforestación y explotación humana, responde al mismo modelo.  Pequeños grupos adinerados (consorcios gigantes) comandando, explotando y esclavizando a las grandes masas humanas.  Tanto así que han ocasionado, no  la reacción de la gran masa manipulada y oprimida, sino la del mismo planeta afectado.  Luego escucho voces pidiéndonos “tolerancia” en aspectos mucho más triviales y divergentes de la vida humana (el homosexualismo, la legalización de las drogas, etc.) pero no así para el que nos ha mantenido vivos como especie: La libertad de pensamiento.  La humanidad  tendrá que tomar una pronta decisión entre  seguir haciéndose más animal, o aceptar la completa responsabilidad  de comportarnos como humanos.  Lo cual jamás lograremos, sin primero aprender a ser INDIVIDUOS

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