MASLEIDOS

martes, 28 de agosto de 2012

Confianza electoral


Juan Carlos Navarro jamás ha sido figura de mi beneplácito.  En el pasado, siendo él alcalde, tuve un par de experiencias “insubstanciales”, cuando justamente pensé que involucrarlo me ayudaría en algo.  No sé por qué tengo la impresión de que él como presidente, sería igual que Martín.  Digo “no sé por qué”, porque jamás he seguido al  PRD, ni  lo que ocurra en él.  Sin embargo, algo le instauraron los militares en su espíritu, que ha continuado hasta hoy.  Pienso lo más calmado posible, tratando de entender cómo un grupo de gente que otrora fueron  “aliados" o gestados por tipos tan malignos y brutales como los militares, pudo subsistir ( y tan fortalecidos) hasta nuestros días.  Sin embargo lo hicieron, por vía democrática inclusive.  Pudiera estar algún tiempo especulando al respecto, pero creo que mi tiempo merece mejor desempeño.  Dicho sea de paso, jamás he considerado  líder al difunto Torrijos, ni a ningún otro de la cadena que le siguió.  Siempre lo he visto como algo abyecto, producido por situaciones tal vez aún más nefastas.  Un sujeto que, aparte de instaurar la época más siniestra y maligna del país,  institucionalizó (sino reforzó mucho) el paternalismo como forma de promover al pueblo.  Creando (o fortaleciendo aún más) la cultura parasitaria que tanto nos ha dañado como ciudadanos e individuos.  Su hijo fue otro presidente más que pasó (lo único que con una cinta costera) dejando tras su lapso histórico,  terribles recuerdos de muertes como el envenenamiento del jarabe, los quemados del bus etc.  El PRD, para mí es sinónimo de muerte (“Civilista visto, civilista muerto”).  Sin embargo, éste pueblo es éste pueblo... y ya abogó por ellos con anterioridad, democrática y reiteradamente.



En consecuencia a lo antes referido, tampoco me extraña “el espectáculo democrático” que dieron el fin de semana pasado, ni las balaceras, ni los previos acontecimientos “irregulares” ligados a su forma de hacer política.  Pero aún más deprimente es tener que reconocerlos como la principal muralla de choque para con nuestros actuales gobernantes.  El arnulfismo, panameñismo o como quieran llamarle, ha pasado a un sitial gris, indefinido.  Al cual tampoco aporta la insistencia desfasada de la otrora presidenta de la república, que a mi parecer, también fue “otro presidente más” (lo único que con un puente).  Ya lo he dicho antes, me deprime reconocer que el panameño no tenga mejores opciones, apenas reciclarse en lo “peorcito” de su pasado.  Aún así,  me aterra más la idea de contribuir a que “los de ahora”, estos capitalistas caníbales, sigan enterrando al país, de una forma tan antropofágica como lo han venido haciendo.  Destruyendo la poca esencia libre que le quede al panameño, para convertirla brevemente en las flatulencias de sus harturas in saecula saeculorum.  En las elecciones pasadas, fue público que al señor Navarro lo dejaron como quien diría “vestido y alborotado” gracias a un giro (algunos dicen que gracias a una traición; en el fondo sólo ellos sabrán).  Un traspié, por así decirlo, que terminó sufriendo toda la república, porque de una u otra forma contribuyó a “lo” que tenemos hoy.  Para colmos, hay quienes hablan de “caballo de Troya”  o “amigos” del actual gobierno etc. etc. etc.  A mí nada de eso me consta, sin embargo, dado nuestro sistema democrático, cuando la mayoría habla hay que respetarla (sin importar que nos haya llevado a cinco equivocaciones, cada una peor que su predecesora).  Y eso sí me preocuparía, que en el 2014 se desconozca la voluntad popular.   ¿Por qué?, no por lo que diga la gente, los magistrados o cualquier Nostradamus que pueda aparecerse en un año, sino por la naturaleza de los acontecimientos. 


¿Cuáles acontecimientos?...miremos lo que pasó en estas votaciones que acaban de darse.  El asunto del tan cuestionado voto electrónico y demás.  Peor aún, ¿Cuánto tiempo tiene el problema del “Bebedero”, lo que se dice de él, y todo lo que aún no termina de resolverse?.  Digo, si hablamos de voto electrónico y demás innovaciones tecnológicas, se presume que todo ello debe redundar en un proceso más claro, eficiente y rápido.  Sin embargo, según comentan las noticias de ayer, el proceso  fue “considerablemente” demorado.  Hoy dijeron que por la lentitud de los propios votantes (pudiera ser, el panameño suele ser reacio a las innovaciones, pero...).  Estos últimos años hemos visto en la política, el resurgimiento de aspectos tan negativos, tan de bajo calibre, que creíamos desterrados de nuestra realidad cívica. ¿Luego, por qué no esperar la repetición de un fraude electoral?... De cualquier forma, el resultado final dependerá de la actitud que asuma el pueblo, llegado el momento.

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