
Juan Carlos Navarro jamás ha sido
figura de mi beneplácito. En el pasado, siendo
él alcalde, tuve un par de experiencias “insubstanciales”, cuando justamente
pensé que involucrarlo me ayudaría en algo.
No sé por qué tengo la impresión de que él como presidente, sería igual que Martín.
Digo “no sé por qué”, porque jamás he seguido al PRD, ni lo que ocurra en él. Sin embargo,
algo le instauraron los militares en su espíritu, que ha continuado hasta
hoy. Pienso lo más calmado posible,
tratando de entender cómo un grupo de gente que otrora fueron “aliados" o gestados por tipos tan malignos y brutales como los militares, pudo subsistir ( y tan fortalecidos) hasta nuestros días. Sin embargo lo
hicieron, por vía democrática inclusive. Pudiera estar algún tiempo
especulando al respecto, pero creo que mi tiempo merece mejor desempeño. Dicho sea de paso, jamás he considerado líder al difunto Torrijos, ni a ningún otro
de la cadena que le siguió. Siempre lo
he visto como algo abyecto, producido por situaciones tal vez aún más nefastas. Un sujeto que, aparte de instaurar la época
más siniestra y maligna del país, institucionalizó (sino reforzó mucho) el
paternalismo como forma de promover al pueblo. Creando (o fortaleciendo aún más) la cultura
parasitaria que tanto nos ha dañado como ciudadanos e individuos. Su hijo fue otro presidente más que pasó (lo
único que con una cinta costera) dejando tras su lapso histórico, terribles recuerdos de muertes como el
envenenamiento del jarabe, los quemados del bus etc. El PRD, para mí es sinónimo de muerte (“Civilista
visto, civilista muerto”). Sin embargo, éste pueblo es
éste pueblo... y ya abogó por ellos con anterioridad, democrática y reiteradamente.

En consecuencia a lo antes
referido, tampoco me extraña “el espectáculo democrático” que dieron el fin de
semana pasado, ni las balaceras, ni los previos acontecimientos “irregulares”
ligados a su forma de hacer política. Pero
aún más deprimente es tener que reconocerlos como la principal muralla de
choque para con nuestros actuales gobernantes.
El arnulfismo, panameñismo o como quieran llamarle, ha pasado a un
sitial gris, indefinido. Al cual tampoco aporta la insistencia
desfasada de la otrora presidenta de la república, que a mi parecer, también
fue “otro presidente más” (lo único que con un puente). Ya lo he dicho antes, me deprime reconocer
que el panameño no tenga mejores opciones, apenas reciclarse en lo “peorcito”
de su pasado. Aún así, me aterra más la idea de contribuir a que “los
de ahora”, estos capitalistas caníbales, sigan enterrando al país, de una forma
tan antropofágica como lo han venido haciendo. Destruyendo la poca esencia libre que le quede
al panameño, para convertirla brevemente en las flatulencias de sus harturas
in saecula saeculorum. En las elecciones pasadas, fue
público que al señor Navarro lo dejaron como quien diría “vestido y alborotado”
gracias a un giro (algunos dicen que gracias a una traición; en el fondo sólo ellos
sabrán). Un traspié, por así decirlo,
que terminó sufriendo toda la república, porque de una u otra forma contribuyó a
“lo” que tenemos hoy. Para colmos, hay
quienes hablan de “caballo de Troya” o “amigos”
del actual gobierno etc. etc. etc. A mí
nada de eso me consta, sin embargo, dado nuestro sistema democrático, cuando la
mayoría habla hay que respetarla (sin importar que nos haya llevado a cinco equivocaciones, cada una peor que su predecesora). Y eso sí me preocuparía, que en
el 2014 se desconozca la voluntad popular. ¿Por qué?, no por lo que diga la gente, los
magistrados o cualquier Nostradamus que pueda aparecerse en un año, sino por la
naturaleza de los acontecimientos.

¿Cuáles
acontecimientos?...miremos lo que pasó en estas votaciones que acaban de darse. El asunto del tan cuestionado voto electrónico y demás. Peor aún, ¿Cuánto tiempo tiene el problema
del “Bebedero”, lo que se dice de él, y todo lo que aún no termina de
resolverse?. Digo, si hablamos de voto
electrónico y demás innovaciones tecnológicas, se presume que todo ello debe
redundar en un proceso más claro, eficiente y rápido. Sin embargo, según comentan las noticias de
ayer, el proceso fue “considerablemente” demorado. Hoy dijeron que por la lentitud de los propios votantes (pudiera ser, el panameño suele ser reacio a las innovaciones, pero...). Estos últimos años hemos visto en la
política, el resurgimiento de aspectos tan negativos, tan de bajo calibre, que creíamos
desterrados de nuestra realidad cívica. ¿Luego, por qué no esperar la repetición de un fraude electoral?... De cualquier forma, el resultado final dependerá de la actitud que asuma el pueblo, llegado el momento.
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