MASLEIDOS

jueves, 26 de julio de 2012

Fracaso Democrático



Cada vez que tengo que despertar a mis hijos de madrugada, para que lleguen a la escuela a tiempo porque el tranque está insoportable, pienso que me engañaron y me da rabia.  Cada vez que llego a casa de noche, y no puedo estar con mi familia el tiempo necesario, por estar metido en un tranque visceral e innecesario, pienso que me engañaron y me da rabia.  Cada vez que pago tanto dinero para que mis hijos reciban una buena educación, pienso que me engañaron y me da rabia.  Cada vez que pienso en lo que ha servido la transformación curricular, la división de trimestres (más material de estudio, menos descanso y menos oportunidades de pase para los chiquillos) pienso que me engañaron y me da rabia.  Cada vez que me pregunto de qué han servido las computadoras portátiles, la beca universal y la mochila a lo que no aplico, ni yo, ni nadie de mi familia, me siento engañado y me da rabia.  Cuando no puedo ni siquiera entrar a mi trabajo porque están emparchando grosera y torpemente la calle, sin previo aviso, dejando tacos enormes y un desnivel abismal entre la acera y la calle que se inunda cuando llueve, pienso que me engañaron y me da mucha rabia. 


Cada vez que mi auto sufre los parches y desniveles que dejan en las calles después de “reparadas” (porque a algunas ni siquiera se les ve el daño previo) pienso que me engañaron y me da mucha rabia.  Cada vez que veo a esa pobre gente formando filas enormes, bajo lluvia y sol inclementes, sin paradas,  esperando un  Metrobús, me siento engañado y me da mucha rabia.  Cada vez que la niñera llega tarde porque el Metrobús llegó tarde o “no había”, y yo (en consecuencia) llego tarde a mi trabajo me da mucha rabia.  Cada vez que salta un nuevo tiroteo y matan a un inocente, me duele, me siento engañado y me da rabia.  Cada vez que matan a alguien para robarle, me siento engañado y me da rabia.  Cada vez que explota un nuevo escándalo de tierras, sobre-costos y corrupción, me da mucha rabia, me siento robado y  terriblemente engañado.  Cada vez que se publica otra chambonada nacional o internacionalmente, me avergüenzo y me siento engañado.  Cada vez que veo los basurales en la ciudad, las aguas negras,  se me va el agua o la luz y recuerdo que quieren eliminar el subsidio,  me siento estafado, engañado y me da rabia.


Cada vez que escucho gente quejándose de los apagones y que se le queman los aparatos, me siento engañado.  Cada vez que voy al supermercado,  y todo está más caro, me siento engañado, me preocupa mucho y me da rabia.  Cada vez que pago más impuestos, sube la gasolina, y la vida se encarece terriblemente sin que el gobierno haga nada, me siento engañado, explotado, robado, burlado, humillado y me da rabia.  Cada vez que alguien cierra una calle, marcha, protesta y tira piedras porque las autoridades no los atienden, me siento engañado y me da rabia.  Cada vez que veo a nuestras autoridades haciendo más política, que resolviendo problemas, me siento engañado y me da rabia.  Cada vez que me dicen que el país está mejor,  y yo sólo veo calles remachadas, aguas negras, basura sin recoger, tranques por todos lados, inseguridad social en crecimiento, la salud pública más descuidada,  la vida encarecida, explosiones sociales en diferentes puntos, los mismos salarios (no el mínimo), me siento engañado porque creo que me tratan de estúpido y me da mucha rabia.   


Cada vez que veo a la gente formando esas terribles filas de las ferias populares, pienso que vivimos en un país terriblemente pobre, me siento engañado y me da rabia.  Cada vez que veo esas camionetas de lujo rebasándome con las luces y las sirenas puestas, a toda velocidad, me da rabia, me siento robado y engañado.  Cada vez que escucho esas propagandas irreales, promoviendo un Panamá utópico, mientras hay tanto problema en el país, me da rabia, siento que me insultan y me siento terriblemente engañado.  Cada vez que veo y escucho esas campañas negativas, sucias o como les llamen, siento mucho asco y me siento engañado. Cada vez que pienso en la deuda que nos va a quedar, me siento engañado, preocupado y me da rabia.  Cada vez que veo al presidente,  ministros, legisladores y demás autoridades  reírse o bailar el baile de Bernie cuando el país se retuerce en problemas, me da muchísima rabia, me siento terriblemente humillado, burlado y absurdamente engañado.  Cuando vi al presidente de la asamblea decir que se reforzará la seguridad en el palacio, porque una madre afectada les arrojó huevos, me siento burlado, engañado y me da rabia.


Se entiende que ningún gobierno va a resolver todos los problemas del país, menos en cinco años.  Pero otra cosa es empeorar la vida de los nacionales en cada aspecto, como ha hecho la actual administración, con una actitud que parece maquiavélica y metódica.  Este nuevo gobierno, ha degradado considerablemente la calidad de vida, y el estado anímico de la mayoría de los panameños con todo y las becas universales, las mochilas, las computadoras, cien a los setenta, salario mínimo etc.  Me parece que tanta improvisación, metidas de pata, errores y escándalos de corrupción, es saña, rabia, odio hacia el pueblo panameño en general.  Tal vez despecho, dolor acumulado, por haberlos despreciado en campañas anteriores, no sé...  Porque vivimos constantemente amenazados (que si las facturas cuando compramos, que si las impresoras fiscales, que si las cámaras de velocidad, los callcenters, la represión, los nuevos impuestos) enredados (el país está vuelto un desastre, con lo de las supuestas reparaciones y el metro) pudriéndonos en los tranques,  económicamente golpeados, temerosos de la criminalidad  campante, hostigados por los supuestos mecanismos de vigilancia y extorción,  y encima de todo tenemos que tolerar sus excesos públicos, risotadas, burlas, ficciones, groserías y mamarrachadas.  Sí, me siento engañado y me da rabia, pero siento aún más pena por Panamá.  Este ha sido el peor fracaso democrático que ha vivido la república, una rotunda, enfermiza, dolorosa y muy triste decepción.

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