MASLEIDOS

jueves, 19 de julio de 2012

Un país ahogado en su propio bochinche


¿Qué clase de noticias vemos en Panamá? Definitivamente que no son todos los periódicos, ni televisoras, pero tal parece que gran parte del periodismo en nuestro país se ha vuelto, como diría el presidente algunos meses atrás, de pacotilla. Con esas dos palabras: Primicia y Exclusiva, andan como aves de rapiña, o animales carroñeros, volviendo “noticia” cualquier tema que quede “por allí suelto”. Muchas veces el tema en sí no genera noticia, pero el tono y la fuerza que le dan a la información saca polvo de donde no lo hay. El asunto es que, gran parte de nosotros sabemos que existen varios medios comulgando con el gobierno, comiendo del mismo plato, financiados por las autoridades, y eventualmente jugando a ser objetivos por el simple hecho de hacer tal o cual dinerito con “la primicia o la exclusiva”. 



Tengo entendido yo, que en un país como el nuestro, en el cual los poderes están fuertemente marcados desde antes de hacerse gobierno inclusive, los medios de comunicación y más que todo el periodismo debiera ser una guía para el ciudadano común, frecuentemente abusado, sometido y cegado por los círculos élite. Pero ellos, algunos medios, se complacen lucrando de nuestra tragedia y la maldad de quienes la generan. Iniciando desde una “autoregulación” que jamás han ejercido, pasando por el tema de sus novelas y la televisión-radio tóxica que nos ofrecen, los reality show que explotan la miseria humana, hasta llegar a un panorama deprimente de noticias vacuas, que más suenan a bochinche que a otra cosa. No sirven, y ni siquiera hacen empeño en querer servir, sólo en lucrar de la desgracia humana, de nuestra tragedia diaria. 


 Su impulso mediocre llega hasta donde muere el sensacionalismo, no hay seguimiento, no hay continuidad, apenas y exclusivamente el arrebato de crear polémica y luego vendérnosla como “lo último de lo último”. Por dar un simple ejemplo, yo sufro de la presión hace casi diez años. Y he tomado muchos medicamentos, y he sufrido crisis de lecturas próximas a 200/120. Yo sé lo que significa tener un “ataque de presión alta” y el riesgo auténtico de bordear la muerte, al punto que he estado mareado, estornudando sangre etc. A mí qué demonios me interesa que al ex ministro se le suba la presión, o al ex alcalde. Esas son cosas que no me interesan y creo que al país, donde ha de haber una gran cantidad de hipertensos, le resbala tres guineos. Pero ellos, los medios, por vender lo que sea, hacen “algo importante” de lo que pudiera ser considerado “personal” en la vida de nuestros políticos. Sin embargo, cuando estas mismas autoridades, tocan sus propios niveles personales (como el caso del periodista Famanía)…entonces es un abuso contra la libertad de expresión (sin ánimo de justificar el funesto evento)


 Vivimos, como ya lo he dicho anteriormente, un periodismo selectivo que hace de las personas pobres material de contraportada roja, y de los políticos su portada amarilla (por temor ancestral, ni siquiera se meten con los grupos pudientes). Es una pena que varios medios se hayan prostituido de semejante forma, y luego se den golpes de pecho haciéndose los mártires sólo por querer llevar “La exclusiva y la primicia”. He de imaginar que de tanto darnos una televisión, radio y periódicos contaminados, faltos de creatividad y sin carácter científico siquiera, sus noticias se les han convertido en mero bochinche. A mí no me interesa saber si el ex ministro salió disgustado con el presidente ¿Qué gano yo con su disgusto?, pero sí me hubiera interesado saber si ahora que deja el puesto, va a ser objeto de algún tipo de rendimiento de cuentas, o investigación verdadera. Pero no, ellos (los medios) sólo explotan el lado emotivo del evento, enfatizando en la forma de la noticia, y sacrificando su esencia. Por eso yo no les creo, ni a ellos, ni al gobierno, porque comparten la misma baja naturaleza. Mi sentido común me ha hecho desarrollar cierta malicia, y entre promedios y comparaciones, entre espectáculo, bochinche y falsedad, me quedo con un reducto de "lo que pudiera ser" realmente detrás de cada noticia. Dándole un porcentaje oscilatorio entre 40 a 60% de equivocación. 


 Así los panameños vivimos “medio informados” de todo, porque muy en el fondo de eso que llamamos noticias, hay alguien, algunas pocas personas, lucrando mucho del sacrificio de nuestro pueblo y el desgobierno en que vivimos. Les gusta promover la desgracia humana, gente gritando, llorando, sufriendo, o sino golpeándose, siendo vulgar, siendo bajo. Parece que les gustan los contra valores, porque de alguna forma ganan más vendiendo muerte que sembrando vida. No son objetivos, ni científicos, ni informativos siquiera. Amañan las entregas dándoles forma de punta de lanza a conveniencia, eso es todo: Vender. Y nosotros, que dicho sea de paso, a diario tenemos que reinventarnos la fórmula de re-existir entre tanto problema y con un gobierno tan abyecto, encima de todo, tenemos que vivir medio-engañados por los medios de comunicación. Y digo que medio-engañados, no del todo engañados porque, para efectos de amplitud de mercado, ellos ganan diciendo la verdad o callándosela, o haciendo ver cosas que no existen, todo por la primicia y la exclusividad. Ganan por un lado, y ganan por el otro. Por el gobierno, o por la oposición. Sin dignidad, ni profesionalismo, lo que importa es mantener a este país ahogado en su propio bochinche.

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