MASLEIDOS

viernes, 6 de julio de 2012

Ni bien, ni Very Happy


Con relación al gobierno, de la palabra “bien” y el anglicismo “Happy” (feliz) se pueden establecer las siguientes combinaciones.  Podemos estar ni bien ni Happy, Happy y no bien, bien y no Happy, o Happy y bien.  Tal parece que “Happy y bien” sólo están los allegados al gobierno.  El resto concreto de los panameños nos debatimos en las otras tres posibilidades: Ni felices ni bien (el peor de los casos), felices y no bien, o bien y no felices.  Dado que, hablando en términos gubernamentales, es muy poco probable que alguien esté bien y no esté feliz, podemos inferir que la mayoría de los panameños no estamos bien, ni felices con este gobierno. ¡Vamos bien! dice la gente del gobierno.  ¡Very Happy! Dicen las canciones en inglés de sus cortos promocionales en radio y televisión.  Yo me pregunto: ¿Quién va bien? o ¿Quién Very Happy?. 

Acaso puedo estar yo Very Happy cuando voy a buscar un medicamento en la farmacia del seguro y no hay.  O cuando voy a la farmacia privada, y lo han subido de precio, como a la comida, la gasolina y todo lo demás.  Puedo estar Very Happy cuando para ir al trabajo o regresar de él paso mucho más tiempo de lo habitual enterrado en un tranque, sobreviviendo a calles en “reparación eterna”.  Estaría Very Happy la gente que protestó en la cinco de Mayo y la Asamblea, las barriadas donde no les llega el agua, o no les recogen la basura, o viven secuestrados por la delincuencia.  Estarán bien los familiares de los indios masacrados en las protestas de Chiriquí y Bocas del Toro, los familiares de los muertos por la KPC.  Dirán Very Happy los pasajeros del metro bus formando aquellas filas intestinales, bajo un aguacero diluvial (de estos últimos que han caído) porque no tienen paradas.  Dirán Very Happy los niños con mochilas y becas universales, que tienen que esconderse de los maleantes y las balas, o comer cualquier cosa porque la canasta básica está por las nubes.  Pues yo no creo que ni bien, ni Very Happy.  Mi parecer es que Very Happy están los de Juan Hombrón, o los que están detrás de las nuevas cámaras de tránsito, los nuevos y viejos ricos de este gobierno y los que andan en esas camionetas cuatro por cuatro, rompiendo tranques con luces y sirenas, o el nuevo presidente de la asamblea, o el círculo más pegado al gobierno.

Como he dicho, esa es mi opinión.  Sin embargo he querido ser objetivo, así que,  desde hace ocho meses vengo realizado “mis encuestas de carne y hueso”.  Lo más natural posible, apenas pronunciando y observando la reacción general a una simple frase, de las tantas alegóricas, representativas y publicitadas por el gobierno.  Las he dicho a profesionales de diversos tipos, empresarios, cajeras, empleados públicos, médicos, taxistas, raspaderos etc.  La famosa frase “vamos bien”, y aquella otra gringada “Very Happy”.  Mi objetivo es abarcar diferentes estratos sociales, nivel de preparación, nivel económico, sin distinción sexual o religiosa.  Personas que no frecuento, ni volveré a topar siquiera.  Simples panameños “de a pie” (utilizando la frase de moda, que ya todos repetimos).  Lanzo la expresión “Vamos bien” o “Very Happy” según sea la ocasión, o la persona que la escucha, y frecuentemente  no obtengo alegría, ni aprobación alguna.  La mayoría de las personas me mira como diciendo: “¿Y debo reírme?, ¿Cuál es el chiste?”.  Eventualmente llego a sentir inclusive repudio y rabia.  Unos pocos bromean a modo de sorna.  Otros me miran mal, me tuercen la boca, o emiten un soplido de cansancio, frustración o fastidio.  Entiendo entonces que paso de incordio y desisto.  Pero cuando la respuesta no es tan evidente voy más allá, haciendo un comentario para “ahondar”.  Entonces se sueltan expresando frustración, rabia y malestares de todo tipo.  Muy pocos no opinan, asumiendo posturas indiferentes.  En todo ese tiempo sólo he visto reaccionar positivamente a dos personas, una de ellas vinculada de alguna forma al gobierno.

Cuando Martinelli ganó las elecciones había alegría colectiva, una complicidad reverberando en las personas.  Eso no se siente ya, ni mucho menos, ni creo que se pueda volver a sentir hacia él (Martinelli) ni hacia alguno de sus representantes, copartidarios, o allegados. ¿Por qué la popularidad presidencial se ha ido al caño tan rápidamente?. Creo que por muchas cosas.  Una de ellas ha sido la falta de visión.  Una visión totalmente empobrecida por alguien que al parecer no quiere ni le interesa escuchar a las masas, rodeado de un cortejo de aduladores, parásitos, sin vergüenza ni carácter que estorban, dificultan y equivocan la acción gubernamental en gran parte de su espectro.  También está la imposición, la confrontación, las metidas de pata, los escándalos, falta de contacto con la realidad más apremiante, pérdida de contacto con la realidad, impunidad, desubicación, chabacanería, vulgaridad, improvisación, tapujos, maleantería y síndrome faraónico.  Sin contar aquella lama propagandística de fraseología patética, trillada y cínica.  En consecuencia, ¿Vamos bien o Very Happy?…tal parece que ni bien, ni Very Happy.

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