MASLEIDOS

miércoles, 5 de septiembre de 2012

La iglesia somos todos, pero a mí quién me ayuda




La revolución francesa se dio entre otras cosas, porque mientras el pueblo se mataba de hambre, o mejor dicho, lo mataban, sus gobernantes despilfarraban dinero en excentricidades y lujos desorbitados, que en lugar de beneficiar al pueblo lo hacían más pobre, extremadamente pobre.  Mientras muchas personas se morían enfermas, hambrientas o luchando por defender a la patria, la monarquía exhibía sus excesos a la libre.  No les importaba el padecimiento diario popular, y gastaban el dinero en cosas innecesarias, superfluas, apenas para favorecer los gustos (ni siquiera las necesidades) de un reducido grupo de allegados poderosos o familiares.  Hasta que el pueblo se cansó, explotó y ya conocemos el final, muchas cabezas rodando y la abolición de la monarquía.  La masa se volvió animal porque, llegó un momento en que todos los franceses se sintieron no sólo explotados, sino también humillados por sus fundadores.  Recordando que algunos  reyes y la monarquía surgieron de personas que conquistaron y consolidaron grandes porciones de tierra.   Luego, según el orden de los acontecimientos, dejaron las armas para otras gentes y se dedicaron a vivir de las ganancias.  Mis disculpas si equivoco el orden de los acontecimientos, no soy historiador ni me aproximo.  El asunto es que los reyes y la monarquía tuvieron gran valor en sus inicios, dentro de la consolidación de todas estas naciones, luego degeneraron tanto y estrangularon tanto a las personas, que terminaron como terminaron.  Salvo algunos países que aún mantienen la monarquía, como figuras decorativas históricas, más que como entes funcionales de gobierno.



Digamos pues, que la explosión social nació de la pérdida de contacto con la realidad, a favor de los vicios, placeres y derroches de los gobernantes.  Hago el hincapié de que este fenómeno de explosión social no sólo ha ocurrido a niveles monárquicos, sino en todas las diferentes formas de gobierno que han abusado del pueblo reiteradas e indiscriminadamente.  De allí tantas revoluciones, golpes de estado civil y militar.  Dicho sea de paso, la revolución social que estamos viviendo actualmente, el movimiento de los “indignados”, la toma de Wall Street etc. han surgido porque los gobiernos hacen mal uso, mala inversión de los dineros del pueblo, y no conformes con ello, lo despilfarran en sus narices.  Pero, ubiquemos la situación en el entorno social panameño actual.  Digamos,  ¿Para qué necesitamos una efigie de la Virgen (favor ver mi artículo A Dios rogando ) más grande que la estatua de la libertad?  ¿Para qué necesitamos un reloj gigante en la cinta costera, que marque la hora de quién sabe qué?  ¿Para qué necesitábamos una Torre Financiera enorme, tal vez proporcional a toda la burocracia gubernamental?  ¿Acaso esto ayuda a bajar la canasta básica, la gasolina, mejorar la educación en el país, la seguridad, los tranques? 


No creo, esto me parece un asunto de "ego", de excesos tipo faraónico, monárquicos, imperio etc.  Que la iglesia lo apruebe o no, que la iglesia lo solicite o no, que la iglesia esto y lo otro… como si con ello “se santificara” el exceso.  Que si los creyentes donarán el dinero de su construcción.  Sí, sí, precisamente todos sabemos que la iglesia tiene muchísimos donantes, por todas partes del mundo, incluyendo Panamá. Y los ha tenido siempre. Todos sabemos del lujoso Vaticano y demás.  Todos recordamos, de algún documental de History Chanel o libro de historia desfasado, que la iglesia toda su vida ha conciliado, ha comido del mismo plato, ha comulgado con casi todas las formas de poder.  Inclusive, participando del despilfarro, lujo y excesos de sus cómplices, muchos de los  gobernantes del mundo.  En consecuencia, no deberíamos asombrarnos que la iglesia acoja, soporte y apoye la construcción de semejante enorme estatua, en medio de un país sumamente enredado, con tantos problemas económicos, necesidades, injusticias, enfermedades, calamidades, corrupción etc.  



Digo esto por la declaración que dio este Viernes, el arzobispo diciendo que no fue idea del gobierno lo de la estatua del tamaño de Mazinger Z, sino de no sé quién, ni qué ocho cuartos.  ¡Qué bien!, padre, así se hace.  La iglesia cristiana, después de haber sido perseguida por los romanos, giró la balanza como perseguidora, cómplice y compinche de los gobiernos.  Actualmente ocupa un lugar “tibio” en nuestra realidad socio-política, llegando más recientemente ha involucrarse en conflictos de considerable envergadura.  Pero su actitud no me convence, tal vez escudando en la “objetividad” la no definición a favor de la masa oprimida, y toda aquella “diplomacia” pastoral que nada me dice.  Sin embargo, son la iglesia, y en Panamá gobierno que les riñe, gobierno que se cae.  No por gusto han durado más de dos mil años en el gobierno mundial, digo, en la palestra mundial.  Sin embargo, yo, vil mortal andante, humano lleno de virtudes y pecados (como dice la canción) con libre albedrío y libre uso del intelecto, pregunto: ¿Acaso la fe se mide con el tamaño de una estatua?  Excluyendo el asunto de la adoración de imágenes, preguntaría: ¿La virgen hubiera querido que le construyeran una estatua, o que se opusieran de una forma más determinante a la masacre popular,  la humillación constante, subvaloración y explotación de la gente, de su pueblo?.  Está bien, ya sé que la iglesia somos todos, pero a mí quién me ayuda ¿?????

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