MASLEIDOS

viernes, 7 de septiembre de 2012

Carta de una puta encantada a Santa Claus


Este es otro de aquellos extraños escritos, cuyo título viene a mí antes del final.  Advierto que no es muy agradable, si usted se considera una persona sensible, por favor no lo lea. 


Quise ponerle “Carta a Santa Claus” simplemente, debido a la in actitud del panameño común para con su propio destino.  Como aquella princesa encantada, a la espera de que un príncipe azul la despierte con un beso de su aletargamiento comatoso, la democracia panameña añora un mesías que la salve de la abulia de su pueblo.  Ahora bien, por esta joven que conocemos como “democracia panameña” han pasado tantos príncipes y princesa a gusto y disgusto, que lo de princesa se le fue a los talones, quedando mejor llamarle “puta encantada”.  Porque sí, nuestra democracia se ha prostituido a tal punto que le importa un carajo despertar, sino más bien el agrado y desagrado de cada iteración sadomasoquista.  Sólo quiere besos, arrumacos, manoseo y  quién sabe qué otra cosa más… haciéndose la dormida (por mera conveniencia, cobardía o vagancia).  En consecuencia la topa cada vagabundo, malviviente o aprovechado del bosque, disfrazado  de “príncipe azul” para obtener cualquier cosa más allá de su gracia narcoléptica.  Luego ella, la princesa, se da golpes de pecho proclamando que fue nuevamente sorprendida en su buena fe, abiertamente ultrajada en el más tórrido y oculto de los descaros.


Su último pretendiente le prometió “un cambio” y apenas le trajo una vida mucho más cara, más violencia, sobrepotenció sus problemas de subsistencia básica (agua, teléfono, electricidad, educación, salud, aseo, embotellamientos viscerales y seguridad) le dio mucho más maltrato (golpes) y uno que otro regalito (clásico del amante enfermo y abusador) mochilas, dinero para los viejitos (suegros), computadoras  y dinero para “la escuela de los pelaos”  (entre tanto show de encantamiento-desencanto,  la princesa se ha preñado de diferentes “príncipes”).  Y desde luego, un transporte de lujo para ir de extremo a extremo del bosque en un abrir y cerrar de ojos, aunque eso le sirva de nada porque ella se la pasa “dormida”.  En consecuencia, digamos pues que la princesa casquivana ha perdido la fe en sus príncipes y  quiso variarle la mano al destino, cambiando de redentor.

 

Entonces le escribió una carta a Santa, que por ser "Santa" (asume ella) ha de ser mejor que aquella pila de inútiles abusadores. Total, ella siempre ha sido una buena niña…digo: ¿Cómo no serlo, si se la pasa dormida, somnolienta, amodorrada por el asunto de la manzana, o cualquier otra droga… de las tantas que circulan por el bosque?.  Pero como ella ni siquiera alcanza a levantarse del lecho, le ha pedido a sus enanos, que dicho sea de paso se "invitaron ellos mismos al cuento",  arrastrados de cuentos anteriores o posibles futuros  (todas aquellas formas de oposición pululantes, gremios, sindicatos, frentes, partidos, sociedad, independientes, entre los que hay más de uno teniéndole profundas ganas, como antiguos o futuros amantes)  que le redacten la siguiente lista de “regalos” para pedirle a Santa:
1-)Eliminar tanta ocurrencia improductiva de los falsos príncipes (cajas registradoras etc.).
2-)Regresar a las antiguas recaudaciones , eliminando las nuevas. 
3-)Desaparecer los tranques del bosque. 
4-)Castigar a todos los delincuentes, con o sin saco y corbata, nacionales o extranjeros al bosque, menores o mayores, electos o nombrados, empleados o desempleados. 
5-)Congelar el precio del combustible y la comida a un nivel bajo, no cuando roce las nubes.
6-)Aumento general de salario cada cierto tiempo (no sólo el mínimo).
7-)Buen agua, electricidad, seguridad, aseo, salud y educación en todo el bosque.
8-)Juzgar severamente a tanto falso príncipe azul.
9-)Quitar el asfalto y poner  concreto a todos los caminos del bosque.
10-)Más apoyo y menos maltrato.
11-)Más colaboración y menos imposición.
 


Pero los enanos se disgustadon y le dijeron a la joven groovie, que de tantas cosas imposibles que ha pedido, Santa Claus habrá de cobrarle mucho más que un simple beso. Pero la princesa, entre dormida y despierta le responde con claridad: “Primero los regalos, luego lo demás…”.  Recordemos a este punto que la joven no está del todo dormida, y que tal vez los celosos enanos jamás le hagan llegar la carta a Santa.  Porque ellos, al igual que los falsos príncipes y cualquier otra criatura oportunista del bosque,  también se sienten con derecho sobre ella.  Claro está, la solución más viable sería DESPERTARLA, desencantarla, retraerla, revivirla, para que la joven princesa (democracia panameña) haga su vida con responsabilidad, sin esperar regalos o milagros de nadie.  Pero eso no les conviene a ellos, ni a los falsos príncipes, ni a cualquier otra criatura oportunista del bosque que pudiera en un momento determinado, degustar sus favores.  ¿Por qué?...porque de hacerlo, se quedarían sin puta.

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