MASLEIDOS

viernes, 14 de septiembre de 2012

La apatía también lleva a la violencia



Después de ver las más recientes protestas “populares”, repletas de manifestantes “prepago”, me surge la pregunta: ¿Quién está detrás de esto?.  Digo, se presume, a mí no me consta,  que todas las fuerzas políticas han movilizado masas prepago para agitar las protestas.  ¿Y yo en el fondo me pregunto, qué impide a estos agitadores  llevar armas y formar una especie de guerrilla urbana?.  La gente que vi en la asamblea, la gente que vi oponiéndose a los antimotines no parecen dirigentes, ni representantes reales del pueblo.  Mil disculpas si ofendo a alguien, pero parecían maleantes enviados por maleantes, guerra de maleantes.  Y detrás de ellos, la policía para dar garrotes, tirar lacrimógenas, repartir perdigones.  Y detrás de todos ellos, los medios  filmando, grabando, reportando.  Y muy detrás de ellos, el verdadero pueblo, atestiguando los hechos desde una cómoda oficina, o desde su casa.  Y detrás de ellos, yo escribiendo este artículo.  Y muy detrás de todos nosotros, ustedes leyéndonos. Todo se origina en un grupo de ensacados discutiendo cosas (por no decir, tramando tramoyas) en aire acondicionado, repartiéndose la papa, cómodamente custodiados por un grupo de guardias muy armados.  Guardias tan guardias como los que reparten palizas a civiles groseros, y guardias tan guardias como los que andan cerca de los comercios cuidando quién sabe a quién, guardias tan guardias como los que huyen de los maleantes y guardias tan guardias como los que huyeron de los gringos.  Guardias tan guardias como los que amenazaron con “cerrar filas”.  Cuando se forme el desbarajuste, que dicho sea de paso, es lo que esperan los medios dada la aprobación de las reformas electorales, las tropas prepago se enfrentarán entre ellas, luego atacarán los antimotines, habrá algarabía, caos tal vez.  Y tal vez más luego, después de tanto humo, el presidente apruebe o desapruebe.  La misma cosa, nada cambia, lucha de poderes y el pueblo espectador de su propia desgracia.  Porque aunque nos creamos distantes, nuestra ausencia nos vincula al proceso de abuso, más que esos manifestantes prepago ganándose tres reales en la protesta.  


Pero, ¿Y qué si salen armas?.  ¿Qué impide a los “organizadores” del mamotreto, crear guerrillas urbanas.  En la mañana venía comentando, que si este fuera otro país explotaría algo en algún lado...  Y la persona que me oyó dijo: “Pero aquí la gente es cobarde”.  Yo pensé, bueno, gracias a Dios en Panamá la gente es cobarde, y vemos tan pacíficamente cómo estos maleantes se distribuyen la cosa pública disfrazando todo de manifestaciones populares.  Gracias a Dios aquí no pasan esas cosas, porque el panameño es buena gente... pero sí hay una realidad !!!!. La realidad a la que me refiero es que estamos golpeados,  golpeados de muchas formas (salud, dinero, seguridad, tranques, transporte).  Los valores están por el piso y la gente se degrada cada día más.  La gente se masifica, la gente a veces hace terribles cosas por dos reales.  En Panamá hay muchísima gente buena, pero también hay sicarios, tumbes de droga, droga, robos, asesinatos, locos, infieles, borrachos, ludópatas, pedófilos, degenerados.  En Panamá hay de todo, en Panamá siempre ha habido de todo. Golpes de estado, magnicidio, tropas de seguimiento, desaparecidos, linchados, torturados, guerras.  ¿Qué pasaría si aquí la gente empezara a matarse los unos a los otros, no del hambre sino por ganarse unos reales más?...Y si después esas gentes acabaran uniendo esfuerzos con los resentidos de la injusticia que pagamos todos. Dios no quiera.  Estas revueltas siempre han existido en nuestro país, el panameño es de naturaleza pacífica (igual que el resto humano) pero qué nos separa de aquella otra realidad tan violenta, de la mortandad de otros países tan "latinos" como el nuestro.  La impunidad que se ve, los niveles de corrupción, la indiferencia de nuestras autoridades, la desvinculación de nuestras autoridades, serios problemas económicos, la mediocridad popular, el estrés cotidiano, la violencia como parte de nuestra cultura, y los excesos de nuestras autoridades en contraste a las necesidades más apremiantes del pueblo (como el caso del agua, salud, educación, justicia, economía etc.).  Si lo vemos bien, tenemos todos los factores necesarios para que aquí explote una guerrilla urbana, o quién sabe qué otra cosa.  Tal vez lo que nos libra de eso es nuestra propia cobardía, caso tal, Dios bendiga a las computadoras y los televisores (computadoras, periódicos o radios) desde los cuales vemos tanta lucha prepago.



Pero si no es así,  por el otro lado nos queda el asunto de dejarlos hacer lo que les plazca.  No sé si he logrado exponer el punto al cual quiero llegar, pero lo resumo de la siguiente forma: La ausencia del pueblo, su bajísima representatividad en las tomas de decisión estatales, su poco importa y falta de compromiso, al final de cuentas generan todo esto.  Porque donde haya un vacío, siempre habrá un cuerpo que quiera llenarlo.  Debemos ocupar el espacio que nos corresponde como sociedad, de lo contrario ellos lo ocuparán ya fuera con hordas, maleantes, oportunistas y más aprovechados.  Si no actuamos con tiempo, y nos manifestamos como pueblo, el camino ineludible es la violencia.  Actuemos primero, antes de que algo peor ocurra.

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