MASLEIDOS

jueves, 6 de septiembre de 2012

Sálvese quien pueda




Con lo del tema del terremoto en Costa Rica, ayer escuché por la radio a un funcionario de algún estamento de protección civil (lamento no tener el nombre a mano) diciendo que no creyeran NADA de lo que saliera en Twitter  (no recuerdo si dijo las redes sociales en general) que los únicos autorizados para emitir algún tipo de alerta eran “ellos”.  Yo no soy partícipe de las redes sociales porque las considero mecanismos modernos de manipulación de masa, y en el caso panameño, otra herramienta más para pasar cadenas tontas y chistes bobos.  Los teléfonos celulares inteligentes le han desarrollado cierta adicción al panameño en general, los veo chateando mientras manejan, caminan, comen, o andan de pasajeros en moto.  Es probable que cuando se encuentre el método de transferir los sueños electrónicamente, también chatearán dormidos.  Yo, que me he vinculado (por los nodos virtuales entre universidades) a la comunicación de computadoras internacionalmente, desde los años noventa, finales de los ochenta, con Centro América, Méjico, Estados Unidos y Panamá, considero “chatear” como un real infantilismo.  Prefiero mil veces agarrar el teléfono, pagar y hablar, en lugar de andar “tecleando” jerigonza sobre un teclado demasiado pequeño. Sin embargo, esa es mi opinión, no así la ley.  Y tampoco puedo negar la gran utilidad de la comunicación en línea, sobre todo en situaciones críticas, urgentes e internacionales.



El organismo de protección civil que no entienda que la Tierra está pasando “cambios”, de los cuales debemos preocuparnos como: Frecuentes terremotos, erupciones volcánicas, muertes masivas de especies, cambios abruptos de clima, tsunamis etc.  El organismo de protección civil que no conciba a Panamá, ni al resto de los países como un todo integrado.  El organismo de protección social que no entienda que ahora todo se trabaja “en red”, con modelos distribuidos y no centralizados (por el incremento poblacional vs las facilidades tecnológicas).  El organismo de protección civil que se maneje en torno a preceptos antiguos, no dinámicos, escalables, flexibles o difíciles de actualizar.  El organismo de protección civil que no tenga la capacidad de moverse al ritmo de las redes sociales, o más rápido que ellas, pues, sencillamente está sumamente desfasado.  Así que de nada sirve decirle a la población que “no crea nada de lo que le digan”, que el único organismo facultado para la notificación formal de cualquier evento es “tal o  cual”, etc.  Sencillamente, ellos (las autoridades relativas al tema) tienen que procurar estar a la vanguardia siempre.  No salir a posteriori, dándose golpes de pecho, subvalorando a todo lo demás.


Con lo de ayer, tal vez otro amague mucho más cerca de lo de Japón, es apenas un aviso.  Yo escuché primero la noticia por radio, de un chiricano diciendo que en Chiriquí había temblado.  Hablé con unos chiricanos de la oficina, y ellos llamaron a sus parientes, que poco sabían del evento.  Luego, supuse que el terremoto había sido débil (porque aquellos paisanos no lo habían sentido) o que tal vez había sido en Costa Rica y se sintió en Chiriquí.  Un periódico publicó inclusive que había sido en Chiriquí, luego ratificaron que fue en Costa Rica. Visité varias páginas locales relacionadas al tema, y no encontré publicación referente.  Entiendo la responsabilidad ante no publicar semejante noticia, sin previa certificación.  Lo que no entiendo es por qué la demora.  Aunque, para ser honesto tampoco me extraña.  Vivimos en un país reactivo, de corrección, no de prevención ni vigilancia.  La cultura aquí es esperar a que “pase”, para luego hacer lo que venga o lo que toque...  Definitivamente que en cuestiones de clima, cualquier cosa puede pasar en cualquier momento, según la teoría del caos de la cual he hablado anteriormente.  Pero, insisto, nuestras autoridades deben ser más proactivas y veloces, porque siendo Panamá tan chico, un evento catastrófico de pequeña a gran envergadura, habría de cubrirnos desgraciadamente en apenas un instante.  Ahora bien, que no haya ocurrido antes tampoco significa que jamás ocurrirá, ni que Dios sea panameño.


Entiéndase, nuestras autoridades deben hablar menos, criticar menos, excusarse menos y en proporción, actuar tres veces más rápido de lo que ha hecho hasta el momento.  No podemos sentarnos a decirle a la gente, algún tiempo después que ha pasado el susto, “que no le crean al Twitter o cualquier otra cosa”.  Peor aún si tenemos a nuestra máxima autoridad, el presidente de la república, comunicándose casi formalmente a través de él.  Me calló muy mal la forma en que esa autoridad se expresó con relación al tema, aunque de igual forma reconozco que eso es lo que está de moda en este gobierno,  la comunicación “informal”, chabacana y patana.  Sin embargo, me parece que hay algo de fondo más allá a cómo hablan, que quizás pueda traducirse en un riesgo común para todos los panameños (llegado el momento).  Yo respeto mucho el trabajo de estas instituciones, lamento de sobremanera que no tengan suficiente presupuesto, sin embargo esto no se trata de “quien tiene la razón”, si no de qué tan rápido te pongas a buen recaudo.  Hace poco publiqué un artículo sobre un detector de tsunamis que habían donado para San Blas (Tsunamis y ley).  Todo lo que se pueda hacer en esa materia, que al final de cuentas redunde en más seguridad para la población, es positivo, y tampoco podemos obviar que la actitud de nosotros como población, o la de ellos de ellos como autoridad, también es determinante (más en conjunto, que separadas).

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