Aunque nuestras autoridades ahora
intenten borrarla del mapa educativo, por razones de maleabilidad y
embrutecimiento de masas, la filosofía sólo morirá después de que muera el último
humano. El problema con la filosofía y
nuestro modernismo es que libera, libera la mente y al individuo. Por eso han hecho del sentido común (lógica)
el menos común de los sentidos. Vivimos
un mundo en el que es mejor tener esclavos que personas libres, para que aumenten
mis (sus) ganancias. No importa que piensen, sólo que
produzcan. En consecuencia, la lógica
(que me enseña a pensar) es peligrosa para ellos (el nudo gobernante) y si fuera apenas dos pelos más popular para
el común humano, hace rato la hubieran desintegrado. Porque vivimos en un mundo masificado. Sin embargo, el ser filosófico y la resistencia a ser masa vive con
nosotros. En Panamá hace un tiempo se puso de moda pegar figuritas
de personas en los carros. En poco
tiempo mucha gente quedó haciendo lo mismo, pero inclusive dentro de ese grupo
de personas hubo una competencia por tener más figuras, figuras diferentes
etc. Es decir, aún imitando, el ser
humano tiende a la diferenciación (¿Por qué hacerlo igual al resto, por qué no
hacerlo mejor que el resto?) Ahora está
el asunto de los monos que guindan de los carros…y se repite el fenómeno.
La filosofía, como ciencia madre
es la que une perfectamente la naturaleza humana con el resto de las
ciencias. En pocas palabras, la
filosofía, a diferencia de las demás ciencias, es parte integral de la
naturaleza humana. Todos nacemos con el
espíritu de la filosofía dentro, de lo contrario no pensáramos, la base del
razonamiento humano es filosófica, y la base de su existencia también. Diría yo que la filosofía no fue creada por
el hombre, ni siquiera descubierta, sino
apenas “nombrada”. La condición de
preguntarse, de averiguar, de ir más allá, de resistirse, de cambiar el medio,
de ser humano, es natural, intrínseca, inherente al individuo. Es obvio que nuestra condición
animal-pensante, nos hace avergonzarnos de muchas cosas de nuestra
naturaleza. Digamos, el hombre es uno de
los pocos animales que se esconde para satisfacer sus necesidades, como por
ejemplo, el sexo, la defecación etc. El
pensamiento nos hace aspirar a niveles superiores y básicamente es la interfaz
espíritu-carne que vive en la mitad de nuestro individuo. Si supeditamos la mente a la carnalidad, es
como si quisiéramos que un bebé creciera dentro de una caja. Y, precisamente eso es lo que está
pasando. En un mundo tan hedonista,
concupiscente, consumista y materialista como lo han vuelto, nos encierran en
las limitantes de la carne, supeditando todas nuestras acciones a la mera
satisfacción del cuerpo.
Por ejemplo, no estudiamos para
“saber” sino para “tener” un trabajo, y “ganar” dinero. ¿Pero qué gana el individuo con llenarse de
cosas, si no pocas veces su vacío es interno?
¿Y por qué es interno? Porque no se preocupa en (ni entiende cómo)
llenarlo. Un espacio que no se llena con
objetos materiales, y sólo se ve mirando hacia dentro de nosotros mismos. Escuchando nuestro ser lastimado y
atormentado, conociendo nuestros demonios.
Es todo un mundo interno insatisfecho, asfixiado por una “política de
vida” que nos lleva a enriquecer desmesuradamente a unos pocos, a cuesta de
nuestra propia miseria interior. Porque
la libertad no implica romper las cadenas que otros nos han puesto, sino aprender
a liberarse de uno mismo (complejos, miedos, odios). Y la mente nos ayuda a entender precisamente,
esa relación insatisfecha y aparentemente irreconciliable de la carne con el
espíritu. Relación que se ha prostituido
a lo largo de nuestra historia, y que muy, muy en el fondo, todas las
religiones del mundo intentaron recuperar.
Filo-sofía, amor por la sabiduría. Amor hacia nosotros mismos, y hacia lo que podemos llegar a ser, dejando de ser como somos. Filosofía en LA PRÁCTICA es transformación humana, evolución, vida y si nos negamos a ello, cada vez habrá más guerras, enfermedades, sufrimiento, violencia, crueldad e injusticia en el mundo. Porque por un lado (social) nos han enseñado subliminalmente a odiar al prójimo (peleas, guerras, imposición, intolerancia). Y por otro lado (religioso) nos fuerzan a “amar” al prójimo. Pero la lógica (filosofía) me lleva a preguntar: ¿Cómo puedo odiar o amar a alguien, si no me conozco a mí mismo?. Allí nace la filosofía: “Homo nosce te ipsum” (Oráculo de Delfos, hombre conócete a ti mismo… y conocerás al universo y a los Dioses.
Filo-sofía, amor por la sabiduría. Amor hacia nosotros mismos, y hacia lo que podemos llegar a ser, dejando de ser como somos. Filosofía en LA PRÁCTICA es transformación humana, evolución, vida y si nos negamos a ello, cada vez habrá más guerras, enfermedades, sufrimiento, violencia, crueldad e injusticia en el mundo. Porque por un lado (social) nos han enseñado subliminalmente a odiar al prójimo (peleas, guerras, imposición, intolerancia). Y por otro lado (religioso) nos fuerzan a “amar” al prójimo. Pero la lógica (filosofía) me lleva a preguntar: ¿Cómo puedo odiar o amar a alguien, si no me conozco a mí mismo?. Allí nace la filosofía: “Homo nosce te ipsum” (Oráculo de Delfos, hombre conócete a ti mismo… y conocerás al universo y a los Dioses.
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