MASLEIDOS

viernes, 16 de agosto de 2013

Filosofía práctica vs modernismo hambriento




Aunque nuestras autoridades ahora intenten borrarla del mapa educativo, por razones de maleabilidad y embrutecimiento de masas, la filosofía sólo morirá después de que muera el último humano. El problema con la filosofía y nuestro modernismo es que libera, libera la mente y al individuo.  Por eso han hecho del sentido común (lógica) el menos común de los sentidos.  Vivimos un mundo en el que es mejor tener esclavos que personas libres, para que aumenten mis (sus)  ganancias.  No importa que piensen, sólo que produzcan.  En consecuencia, la lógica (que me enseña a pensar) es peligrosa para ellos (el nudo gobernante)  y si fuera apenas dos pelos más popular para el común humano,  hace rato la hubieran desintegrado.  Porque vivimos en un mundo masificado.   Sin embargo, el ser filosófico  y la resistencia a ser masa vive con nosotros.  En Panamá  hace un tiempo se puso de moda pegar figuritas de personas en los carros.  En poco tiempo mucha gente quedó haciendo lo mismo, pero inclusive dentro de ese grupo de personas hubo una competencia por tener más figuras, figuras diferentes etc.  Es decir, aún imitando, el ser humano tiende a la diferenciación (¿Por qué hacerlo igual al resto, por qué no hacerlo mejor que el resto?)  Ahora está el asunto de los monos que guindan de los carros…y se repite el fenómeno.


La filosofía, como ciencia madre es la que une perfectamente la naturaleza humana con el resto de las ciencias.  En pocas palabras, la filosofía, a diferencia de las demás ciencias, es parte integral de la naturaleza humana.  Todos nacemos con el espíritu de la filosofía dentro, de lo contrario no pensáramos, la base del razonamiento humano es filosófica, y la base de su existencia también.  Diría yo que la filosofía no fue creada por el hombre, ni siquiera descubierta,  sino apenas “nombrada”.  La condición de preguntarse, de averiguar, de ir más allá, de resistirse, de cambiar el medio, de ser humano, es natural, intrínseca, inherente al individuo.  Es obvio que nuestra condición animal-pensante, nos hace avergonzarnos de muchas cosas de nuestra naturaleza.  Digamos, el hombre es uno de los pocos animales que se esconde para satisfacer sus necesidades, como por ejemplo, el sexo, la defecación etc.  El pensamiento nos hace aspirar a niveles superiores y básicamente es la interfaz espíritu-carne que vive en la mitad de nuestro individuo.  Si supeditamos la mente a la carnalidad, es como si quisiéramos que un bebé creciera dentro de una caja.  Y, precisamente eso es lo que está pasando.  En un mundo tan hedonista, concupiscente, consumista y materialista como lo han vuelto, nos encierran en las limitantes de la carne, supeditando todas nuestras acciones a la mera satisfacción del cuerpo. 




Por ejemplo, no estudiamos para “saber” sino para “tener” un trabajo, y “ganar” dinero.   ¿Pero qué gana el individuo con llenarse de cosas, si no pocas veces su vacío es interno?  ¿Y por qué es interno? Porque no se preocupa en (ni entiende cómo) llenarlo.  Un espacio que no se llena con objetos materiales, y sólo se ve mirando hacia dentro de nosotros mismos.  Escuchando nuestro ser lastimado y atormentado, conociendo nuestros demonios.  Es todo un mundo interno insatisfecho, asfixiado por una “política de vida” que nos lleva a enriquecer desmesuradamente a unos pocos, a cuesta de nuestra propia miseria interior.  Porque la libertad no implica romper las cadenas que otros nos han puesto, sino aprender a liberarse de uno mismo (complejos, miedos, odios).  Y la mente nos ayuda a entender precisamente, esa relación insatisfecha y aparentemente irreconciliable de la carne con el espíritu.  Relación que se ha prostituido a lo largo de nuestra historia, y que muy, muy en el fondo, todas las religiones del mundo intentaron recuperar.



Filo-sofía, amor por la sabiduría.  Amor hacia nosotros mismos, y hacia lo que podemos llegar a ser, dejando de ser como somos. Filosofía en LA PRÁCTICA es transformación humana, evolución, vida y si nos negamos a ello, cada vez habrá más guerras, enfermedades, sufrimiento, violencia, crueldad e injusticia en el mundo.  Porque por un lado (social) nos han enseñado subliminalmente a odiar al prójimo (peleas, guerras, imposición, intolerancia). Y por otro lado (religioso) nos fuerzan a “amar” al prójimo.  Pero la lógica (filosofía) me lleva a preguntar: ¿Cómo puedo odiar o amar a alguien, si no me conozco a mí mismo?.  Allí nace la filosofía: “Homo nosce te ipsum” (Oráculo de Delfos, hombre conócete a ti mismo… y conocerás al universo y a los Dioses.

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