MASLEIDOS

lunes, 29 de octubre de 2012

Mi Panamá de otros

“Paisano mío, panameño: Tú siempre respondes: Sí…Si te dan un peso diario, Sí, sí, sí…Si te gobierna un tirano, sí, sí, sí…Aprende a decirle NO”  lo escribió Demetrio Herrera Sevillanos en la primera mitad del siglo pasado.  En la primera mitad del siglo pasado, ya se hablaba de la docilidad o el conformismo de nuestro pueblo.  Curiosamente, siendo un pueblo de tantos campeones de boxeo…siempre decimos que sí, somos dóciles (salvo contadas excepciones, que valen su peso en oro).  Aunque tristemente veo que el panameño se ensaña mucho más con el propio panameño, que con el extranjero.  Este artículo lo escribo para demostrar que el problema de “integridad cultural” o de fusión nuestro, no emana totalmente de los malos extranjeros, sino de los pésimos nacionales también.  Peor aún, cuando yo meto la mano en mi bolsillo, y saco un dólar.  Peor  aún si al meter la mano en mi bolsillo, sacase además de un dólar, un euro... Cada vez son más las emisoras de típico que ponen vallenato, y bachata.  Dicho sea de paso, yo crecí (setentas y ochentas) escuchando rock, mientras mis parientes bailaban salsa, merengue, cumbia, mambo. Pero los toldos…ya casi no hay, y siguen proliferando los rincones “típicos extranjeros” en nuestra patria (como si fueran las suyas).  ¿Hasta qué punto la identidad cultural del panameño está comprometida por los extranjeros, y hasta qué punto por nosotros mismos, por nuestra actitud de aceptación e imitación, sometimiento para con lo foráneo y hostilidad para con los nacionales?.  Como dice el refrán: “Ángel en la calle, demonio en la casa”.

Hace poco puse un anuncio para trabajadora doméstica, y me respondieron más extranjeras que nacionales.  Considerando el riesgo que implica contratar a una extranjera (dado los últimos casos) terminé preguntándome: ¿Dónde están las panameñas?.  Alguien que sabía del tema, me aclaró que las domésticas panameñas aplican a puestos de empleos con extranjeros, que pagan mejor.  Es decir, las extranjeras quieren servir a los panameños, y las panameñas a los extranjeros ¿Qué es esto?…  Las pocas panameñas que atendieron mi llamada telefónica, terminaban entrevistándome, en lugar de yo a ellas (¿Cuánto pagan, cuántos niños son, hay que limpiar, qué tan grande es la casa etc.?). Finalmente, muy pocas fueron a la entrevista, y las restantes claudicaron entre la contratación y el primer día de trabajo.  Pensamos entonces que se trataba de la política del clásico “no voy” taxista.  Es decir, necesito un empleo (porque la calle está dura) pero no un trabajo.  Recordando que trabajo implica fuerza por distancia, y tal parece que nuestros paisanos no quieren esforzarse sino “emplearse”. ¿Entonces por qué quejarse de la situación?.  Pero esto no es cosa de taxistas y de empleadas, esto se ve también en las oficinas. ¿Qué nos pasa?  Tenemos un gobierno tal vez demasiado laxo para con la mano de obra extranjera (no sólo con el asunto de los MEGA inversionistas extranjeros).  Ellos entran a competir al mercado laboral, y, básicamente se comen crudos al nacional.  ¿Será porque los extranjeros son magos, extraterrestres, o superiores a los panameños?




Aunque los hay totalmente desinformados, que consideran que ellos (los extranjeros) constituyen el progreso de Panamá, y no al revés, que ellos (los extranjeros) vinieron a Panamá por su progreso. El tipo de extranjero inmigrante, el buen tipo, no así el delincuencial, ni el que en lugar de generar ganancias locales las extrae, se denomina “emprendedor”.  Un emprendedor no corresponde a una nacionalidad, sino a un tipo de humano específico.  Un individuo que se ha visto tan presionado en su país de origen, que sencillamente arriesga TODO en busca de un mejor futuro en el extranjero. Digo, ¡Hay que tenerlos bien puestos, o estar muy desesperado para hacer algo así!.  Luego, este tipo de extranjero, compitiendo contra un nacional dormido, y peor aún,  sumándole al evento una política gubernamental indulgente para con los extranjeros y represiva para con los nacionales…nos lleva el diablo.  Cuando estaban los americanos, Panamá luchó por su soberanía.  Ahora que se han ido, hemos sido absurdamente invadidos por todas las nacionalidades.   Sin embargo,  lo que más me duele es oír a muchos nacionales, ahogados en su propia ignorancia, frustración e inconsciencia, decir que los extranjeros son mejores que los panameños, sin analizar un poco más a profundidad el marasmo social en que hemos vivimos durante toda nuestra época republicana. Panamá, siempre sirviéndole al mundo, o como dice el escudo: “Pro Mundi Beneficio”.  Siempre tras la sombra de grandes potencias extranjeras: España, Colombia, Francia, Estados Unidos. ¿Acaso de allí provendrá nuestra peculiar actitud, para con todo lo que suene a extranjero?.   Sin olvidar el detalle de que nuestra posición geográfica, ha hecho que todos y cada uno de nosotros, salvo las razas “puras”, tengamos más de un tipo extranjero en la sangre.  Pero bueno, todo eso es muy diferente a humillarnos entre nosotros mismos cotidianamente, y luego pensar que un juego de futbol nos harán más patriotas, mejores ciudadanos o buenos panameños.  

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