MASLEIDOS

lunes, 29 de octubre de 2012

De lo que se dice, y lo que se hace

Yo me he preguntado, si el grado de conflicto que manifiestan nuestras autoridades es intencional, o simplemente parte de su naturaleza.  El país arde por lo de Colón, digo, sin ser dramáticos.  Sin embargo, nuestro presidente está en Japón.  No sería el primer presidente que viaje en momentos de crisis;  total ¿Por qué detener el progreso (considerando tal, las visitas del presidente al extranjero) por un grupo de pistoleros o pandilleros como han venido a llamarles?...  Lo curioso del asunto es que, el presidente sale de un lugar en conflicto, hacia otro lugar en conflicto.  Actualmente China y Japón tienen un pleito por unas islas  en disputa.  Abriendo un seudo paréntesis (por introducir un tema no del todo desvinculado) a la fecha no entiendo por qué el mundo siempre está en conflicto.  ¿Qué se gana de la zozobra, la violencia y la muerte sostenida? ¿Qué se gana de tanto conflicto, de tanta guerra? ¿Por qué matarnos los unos a los otros, si ya con los accidentes, las enfermedades y la suerte tenemos suficientes probabilidades de muerte, para sumarnos otra más al hombro?. Uno espera esas “trivialidades” de países tercermundistas, en vías de desarrollo tal vez, pero de dos súper potencias ¿????  ¡No tiene sentido!.  Regresando al tema, nuestro presidente viaja de un sitio conflictivo a otro sitio de potencialidades mucho peores.  Y no conforme con ello, lanza una opinión “polémica” tan a su estilo...  Obviamente, China responde pidiéndole a Panamá  “que no menoscabe los intereses Chinos”.  Luego, pregunto yo, por qué causar ahora un prurito internacional innecesario, si estamos en medio de un conflicto interno de alta envergadura.  Pregunto, por qué causar una desazón con China, habiendo tantos chinos en Panamá, quizás muchos más que japoneses. ¿Por qué enrarecer el ambiente diplomático entre dos países que han mantenido tan buenas relaciones comerciales (el canal) culturales y sociales? ¿Por qué opinar en un asunto en el que muchos prefieren no meter las narices? ¿Por causar algún tipo de empatía, como la vez del “euro en Panamá”, y el arroz de Vietnam?

Hace unos días atrás, el presidente de la asamblea lanzó aquella expresión de “irse a llorar al cementerio”. Poco después ocurrió lo que ya todos lamentamos.  Posteriormente, el excelentísimo se disculpó por televisión, alegando una pugna para con otro diputado.  Y tal vez ése sea el punto, el presidente de la asamblea no ha terminado de entender que la Asamblea de diputados, no es un tinglado personal.  Lo que uno hace, teniendo cierta investidura, tiene repercusiones, según el grado de responsabilidad o autoridad que se tenga.  No es lo mismo una lucha entre dos panameños comunes y corrientes, a una lucha personal entre dos diputados, ni a una lucha personal entre un diputado y el presidente de los diputados.  La responsabilidad, los cargos, la autoridad hacen la diferencia.  Si nuestras autoridades no saben medir las consecuencias de sus actos y/o palabras, pues ¿Qué podríamos esperar de ellas, o del uso del poder que les concedimos?, ¿Qué terminen utilizándolo en nuestra contra, Chiriquí, Bocas del Toro, Panamá y ahora Colón?...  Igual con el  servicio diplomático panameño. Desde que yo tengo uso de razón, siempre se ha rumorado que los nombramientos diplomáticos se asignan no por aptitud, sino  a modo de canje político-personal.  Aunque no me consta que haya sido así en la actual administración, lo cierto es que su desempeño diplomático nos ha ridiculizado internacionalmente en más de una ocasión (travestismo, acusaciones de abusos sexuales, parrampanerías, charlatanes etc.).  De cualquier forma, de eso a que el presidente de la República de Panamá  opine “a sus anchas” en un hecho tan delicado como el de Japón y China…

Creo que nos convendría ser más comedidos, conscientes y reflexivos del rol social que cada cual ejecuta.  Mi responsabilidad no es igual como ciudadano, como diputado, como presidente de la asamblea, o peor aún, como presidente de la república.  No es lo mismo “yo en Panamá”, a “yo representando internacionalmente a Panamá”.  Cuando uno trabaja debe cumplir con un horario, vestimenta y comportamiento acorde al cargo desempeñado y el lugar de desempeño.  Yo no puedo asistir a mi trabajo, de la misma forma y en las mismas condiciones en las cuales paso el fin de semana en mi casa. En el trabajo debo comportarme profesionalmente, cumpliendo a satisfacción mis responsabilidades (muy aparte de lo intenso, honesto o impulsivo que pueda considerarme a mí mismo). El trabajo de nuestras autoridades es ADMINISTRAR-GOBERNAR al país completo,  no comportarse como lo harían en su vida cotidiana.   Asumir un cargo de autoridad nacional, no implica mirar a la nación bajo la óptica personal, sino mirarse a sí mismo bajo la óptica nacional.  ¿Por qué?, porque al aceptar dirigir a un grupo de personas, se necesita (cuando menos)  la óptica grupal, no así tanto la personal (recordando que  la patria no es de uno, sino de todos).  Es allí cuando más nos cuesta olvidarnos de nuestros impulsos, de nuestro carácter, de nuestro ego.   Léase, aprender a ser menos “dueños” y mejores “empleados”, empleados públicos (considerando el talle empresarial de este gobierno).   Si nuestras autoridades aprendieran  a separar el yo, de su rol como empleados públicos, entendiendo que el estado no les pertenece, sino que ellos pertenecen al estado, viviríamos más en conjunto y menos en conflicto.  No habría un gobierno de imposición, sino de concertación,  la razón se impondría a la violencia y no al revés. 

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