El papel de víctima hay que saberlo actuar, sino,
sencillamente se termina haciendo el ridículo.
Entendiendo que una cosa es actuar, y la otra sobre actuar. Las últimas dos semanas, he observado en las
noticias lo que se podría denominar “La defensa del cambio”. Pero pregunto, ¿Se
podrá alguien defender cuando salen pruebas en su contra por todos lados? Acaso ellos no entienden aquello que dice “cualquier
cosa que diga, podrá ser utilizada en su contra en un tribunal”, o mejor, “tiene
derecho a permanecer callado” Porque si
no lo entienden, o no quieren entenderlo, alguien debería explicárselos.
Si yo
fuera de su conglomerado político, y viendo cómo están las cosas, sería un poco
más inteligente. Por sentido común y un poco de vergüenza, guardaría silencio
mientras elaboro una defensa más sesuda y menos mediática. Sin embargo, esa es otra lección que el
gobierno del cambio jamás pudo aprender.
Dejar la propaganda a un lado y enfocar los problemas desde la realidad
de los acontecimientos. Pareciera que,
estando metidos en tremendo lío, sólo intentan agruparse alrededor de una obra
de teatro sobreactuada, porque el papel de víctima no les va. Es como la arena
movediza, mientras más se muevan, más se hunden.
Quienes tuvimos la oportunidad de analizar el modo en que
operaba el cambio, nos dimos cuenta que siempre practicaban una escalada
mediática y alineada. Ahora la línea es
la de “somos víctimas”. Primero fue la
familia del policía (agente o militar) clamando por su pariente desaparecido en
televisión, planteando un panorama de persecución por parte del gobierno. Luego fue el mismo expresidente, por
televisión, que alegaba persecución.
Ahora sale el partido, reforzando la tesis de que están siendo
perseguidos. ¿Sin embargo, lo
están? ¿Se puede llamar persecución al
intento de hacer justicia en Panamá? ¡Esto es patético!
Cuando era pequeño vi como dos militares de antaño, atrapaban
a un maleante. Recuerdo que lo tenían contra
el piso, amedrentándolo con los toletes.
En la mente de un niño, no compagina bien el hecho de ver a tres adultos
peleando de esa forma, y uno de ellos tirado en el piso gritando como si fuera
víctima. Entonces alguien me dijo que no
me asustara por eso, que el ladrón sólo estaba haciendo teatro para que no se
lo llevaran preso, alegando abuso policial.
También me explicaron, que así como lo veía llorando en el piso, ese
mismo ladrón, a la hora de abusar a ancianos, mujeres y niños lo hacía como lobo tras oveja, sin asco y sin misericordia. Que no sintiera pena por él, porque estaba
fingiendo y dentro de su ficción sólo ocultaba su verdadera naturaleza
delictiva y socialmente depredadora.
En Cambio Democrático hay mucha gente decente y
preparada. Muchas personas buenas
decidieron apoyar la causa del cambio en un momento de sus vidas, hasta que el
cambio cambió para peor, para el mal colectivo de los ciudadanos. Cuando nos enredaron la vida con tranques y
transporte que no servía, nos sobre endeudaron, encarecieron todo, llenaron a
Panamá de extranjeros y empezaron a perseguir a todo el mundo. Ahora resulta que además nos espiaban y
posiblemente hasta nos robaban. ¿El
asunto de pagar cualquier cosa y andar con la factura en el bolsillo para evitar
la multa, lo de las impresoras fiscales (por mencionar sólo dos) acaso no fueron
actos de persecución hacia toda la ciudadanía?
No sé si el expresidente haya perdido la memoria o qué, pero aquí todo
era rofeadera, amenazas e insultos. Esto
se convirtió en una lucha en aguas negras, y todavía no salimos de eso. Ellos propiciaron un ambiente de matones, de
acoso, insulto, sobresalto y amedrentamiento en el país, haciendo ver (inclusive
internacionalmente) que los panameños éramos estúpidos, bochinchosos y vulgares. Aquí le sacaban los trapos sucios a la gente en
media calle, y te amenazaban con que tenían más y peor información. Y si no pensabas de acuerdo a su línea, te
convertían en su enemigo inmediatamente, reactivos, volátiles y explosivos. Mucha gente se quejó de persecución
fiscal. El desarrollo de esa forma de
gobierno, que yo denomino altamente virulenta, creó un clima de tanta insanidad
social, tanto estrés, tanta presión que, sencillamente, el pueblo, con todo y
obras, grado de inversión o lo que fuera, le dijo NO al continuismo. Así de grande fue nuestra desesperación.
Digo, yo no sé si ellos recordarán cómo se vivía en Panamá
hasta hace un par de meses atrás. Mientras
su reducido grupo de adláteres veían a este país como a su finca personal, y se
paseaban cual terratenientes en sus autos de lujo y luces especiales, alardeando
poder, la mayoría del país sufría sus continuos y terribles abusos. Sin embargo ahora, que su cada vez más
reducido grupo, se ve amenazado, hablan de abuso. ¿Habrase visto..., abuso? ¡No, que va!
Llamar abuso a la justicia, es algo terriblemente ridículo y patético.
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