MASLEIDOS

martes, 20 de enero de 2015

No se puede llamar abuso a la justicia

El papel de víctima hay que saberlo actuar, sino, sencillamente se termina haciendo el ridículo.  Entendiendo que una cosa es actuar, y la otra sobre actuar.  Las últimas dos semanas, he observado en las noticias lo que se podría denominar “La defensa del cambio”. Pero pregunto, ¿Se podrá alguien defender cuando salen pruebas en su contra por todos lados?  Acaso ellos no entienden aquello que dice “cualquier cosa que diga, podrá ser utilizada en su contra en un tribunal”, o mejor, “tiene derecho a permanecer callado”  Porque si no lo entienden, o no quieren entenderlo, alguien debería explicárselos.
 
Si yo fuera de su conglomerado político, y viendo cómo están las cosas, sería un poco más inteligente. Por sentido común y un poco de vergüenza, guardaría silencio mientras elaboro una defensa más sesuda y menos mediática.  Sin embargo, esa es otra lección que el gobierno del cambio jamás pudo aprender.  Dejar la propaganda a un lado y enfocar los problemas desde la realidad de los acontecimientos.  Pareciera que, estando metidos en tremendo lío, sólo intentan agruparse alrededor de una obra de teatro sobreactuada, porque el papel de víctima no les va. Es como la arena movediza, mientras más se muevan, más se hunden.
Quienes tuvimos la oportunidad de analizar el modo en que operaba el cambio, nos dimos cuenta que siempre practicaban una escalada mediática y alineada.  Ahora la línea es la de “somos víctimas”.  Primero fue la familia del policía (agente o militar) clamando por su pariente desaparecido en televisión, planteando un panorama de persecución por parte del gobierno.  Luego fue el mismo expresidente, por televisión, que alegaba persecución.  Ahora sale el partido, reforzando la tesis de que están siendo perseguidos.  ¿Sin embargo, lo están?  ¿Se puede llamar persecución al intento de hacer justicia en Panamá? ¡Esto es patético! 
Cuando era pequeño vi como dos militares de antaño, atrapaban a un maleante.  Recuerdo que lo tenían contra el piso, amedrentándolo con los toletes.  En la mente de un niño, no compagina bien el hecho de ver a tres adultos peleando de esa forma, y uno de ellos tirado en el piso gritando como si fuera víctima.  Entonces alguien me dijo que no me asustara por eso, que el ladrón sólo estaba haciendo teatro para que no se lo llevaran preso, alegando abuso policial.  También me explicaron, que así como lo veía llorando en el piso, ese mismo ladrón, a la hora de abusar a ancianos, mujeres y niños lo hacía como lobo tras oveja, sin asco y sin misericordia.  Que no sintiera pena por él, porque estaba fingiendo y dentro de su ficción sólo ocultaba su verdadera naturaleza delictiva y socialmente depredadora.
En Cambio Democrático hay mucha gente decente y preparada.  Muchas personas buenas decidieron apoyar la causa del cambio en un momento de sus vidas, hasta que el cambio cambió para peor, para el mal colectivo de los ciudadanos.  Cuando nos enredaron la vida con tranques y transporte que no servía, nos sobre endeudaron, encarecieron todo, llenaron a Panamá de extranjeros y empezaron a perseguir a todo el mundo.  Ahora resulta que además nos espiaban y posiblemente hasta nos robaban.  ¿El asunto de pagar cualquier cosa y andar con la factura en el bolsillo para evitar la multa, lo de las impresoras fiscales (por mencionar sólo dos) acaso no fueron actos de persecución hacia toda la ciudadanía? 
 
No sé si el expresidente haya perdido la memoria o qué, pero aquí todo era rofeadera, amenazas e insultos.  Esto se convirtió en una lucha en aguas negras, y todavía no salimos de eso.  Ellos propiciaron un ambiente de matones, de acoso, insulto, sobresalto y amedrentamiento en el país, haciendo ver (inclusive internacionalmente) que los panameños éramos estúpidos, bochinchosos y vulgares.  Aquí le sacaban los trapos sucios a la gente en media calle, y te amenazaban con que tenían más y peor información.  Y si no pensabas de acuerdo a su línea, te convertían en su enemigo inmediatamente, reactivos, volátiles y explosivos. Mucha gente se quejó de persecución fiscal.  El desarrollo de esa forma de gobierno, que yo denomino altamente virulenta, creó un clima de tanta insanidad social, tanto estrés, tanta presión que, sencillamente, el pueblo, con todo y obras, grado de inversión o lo que fuera, le dijo NO al continuismo.  Así de grande fue nuestra desesperación.
Digo, yo no sé si ellos recordarán cómo se vivía en Panamá hasta hace un par de meses atrás.  Mientras su reducido grupo de adláteres veían a este país como a su finca personal, y se paseaban cual terratenientes en sus autos de lujo y luces especiales, alardeando poder, la mayoría del país sufría sus continuos y terribles abusos.  Sin embargo ahora, que su cada vez más reducido grupo, se ve amenazado, hablan de abuso. ¿Habrase visto..., abuso?  ¡No, que va!  Llamar abuso a la justicia, es algo terriblemente ridículo y patético.

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