Gobierno que resuelva en definitiva el tránsito,
será un gobierno que podrá catalogarse de apto, tal vez. Digo tal vez, porque este pequeño país no
deja de darnos sorpresas demasiado grandes, a veces positivas y otras
negativas. El gobierno anterior hizo el
amague, pero quedó en escándalos de corrupción y sobrecostos. No sé si algo tendrán que ver las petroleras,
las estaciones de gas, la mala fe, la incapacidad de los gobiernos, lo cierto
es que no acepto excusas mediocres. Y no las acepto porque sencillamente Panamá
es un país muy pequeño, y si este o cualquier otro gobierno, no puede dar al
traste el problema del tranque, entonces no sirve. Dado que, quien no sirve a lo pequeño tampoco
servirá a lo grande.
Cada vez que sube un nuevo gobierno, hace el intento de engañarnos al respecto. Pero me preocupa que en el actual no veo ni siquiera
eso, las ganas de engañarnos nuevamente.
Está muy bien todo lo que están haciendo con la justicia y la
corrupción, ¡Excelente! Tampoco estoy en
labor de criticar a quien quiera hacer
algo con pie firme y seguro, pero ¿Por
qué será que los planteamientos políticos para resolver al pueblo jamás
funcionan? Sólo dan subsidios, que
alivian sin resolver. Tampoco enseñan a
resolverlos, ni le dan herramientas a las personas para que se autogestionen y
los resuelvan ellos mismos. Es que por
allí va el asunto, en “la enseñanza”, punto clave en la evolución social. Ya sabemos que la pasada ministra, está
siendo acusada por serias razones. Y si
la ministra de educación, el ministro de desarrollo social y el director del
proyecto de ayuda nacional están envueltos en líos de corrupción… ¿Qué fueron a
hacer al gobierno? Aparte de la lesión al erario, también deberían juzgarlos
por daño social y moral masivo. A estas alturas, y con todo lo que estamos
viendo, el escarnio público debería ser evidente, sin embargo, al común de los
panameños parece no importarle.
El ciudadano panameño parece no tener claro lo que significa
“calidad de vida”, porque jamás nos la han dado, ni nos la enseñan siquiera.
Este país, desde su concepción como república o quizás antes, ha existido
gracias a un pueblo sometido, por no decir casi totalmente entregado, al
influjo extranjero, y a un par de terratenientes locales que nos manejan como
si fuéramos esclavos. Pero el común
nacional no sabe, ni entiende, ni ha tenido calidad de vida, ni ahora ni
ancestralmente. E igual que los indios
en la conquista, hemos vivido cambiando el oro de nuestras existencias, por los
espejitos de los corruptos.
Más recientemente,
confundimos lo que es tener calidad de vida, con tener chucherías electrónicas,
y eso es culturalmente peor. Porque
queremos paliar los efectos de la eterna esclavitud (a la que nos someten los
ricos y poderosos del país, o nos somete nuestra propia pereza e ignorancia)
con un teléfono celular, un televisor inteligente, televisión por cable,
computadora, internet etc. Pero de qué nos sirven esas cosas si el tranque (la basura, el agua, la
inseguridad, la salud, el costo de la vida y el desempleo) nos consumen el
resto de la vida, con malignidad y virulencia.
Hay que tener claro lo que significa el concepto calidad de vida, que yo
resumo en comer mejor, dormir mejor, vivir más seguro y tranquilo. Ninguna de
esas cosas nos la han podido dar los gobiernos de la nueva democracia, por
estar entregados a corrientes extranjeras, acelerando y vendiendo la vida de
sus pueblos a niveles casi insufribles.
Falta intención de mejorar las cosas, más allá del patio
limoso en el que terminan discutiendo todo, producto de la incapacidad y lo
estrecho de sus mentes, proclives a corromperse y violentarse con extrema
facilidad. ¿Por qué no sencillamente, compran
unos drones (vehículo aéreo no tripulado controlado de forma remota) y los
ponen a recorrer la ciudad en las horas críticas, creando un centro de
vigilancia y coordinación en algún lugar céntrico, e inspectores y guardias en
los puntos de saturación masiva? En Panamá estamos acostumbrados a analizar los
problemas, y de igual forma resolverlos, por fracciones y casi siempre desde un
plano inferior. Para evaluar y destrancar al tránsito se requiere una visión
global, aérea, y una dirección en tierra coordinada, sincronizada, eso es todo.
¡Pero no! nada de eso se les ocurre, porque aquí los drones
los utilizan las televisoras para crear más morbo y bochinche en sus noticieros. Utilizan la tecnología para comodidad, pereza
y vanidad social, pero no están capacitados para utilizarla resolviendo los
problemas, porque ni siquiera la entienden, luego, cómo la manejarían, o peor
aún cómo la aplicarían efectivamente.
Por eso es que aquí meten computadoras y sistemas en un lugar, para
resolver nada y finalmente poner más lentos los procesos, o empeorar cualquier
problema. Porque no existe la capacidad
de dirección, ni el orden, ni la disciplina, ni se entiende la tecnología, ni
mucho menos se produce, sólo quieren utilizarla en su capacidad menos productiva
para luego descartarla cada tres años
Somos cuatro millones de personas en el país, de a
suerte. De los cuales, a mal cálculo
sólo puede haber un millón circulando en horas críticas (a lo sumo) Que las calles no sean grandes y todo esté
concentrado en un mismo punto, no es excusa.
La solución no debería ser tan complicada. Sólo basta un poco de ánimo, cerebro y
honradez. NO construir cosas, como
desesperado, para declarar sobrecostos extraños y hacer nuevos millonarios. Ni cambiar la flota de buses por una con aire
acondicionado, mala e insuficiente. NO,
aquí sólo falta voluntad; pero, si el mismo pueblo ni siquiera la tiene…
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