MASLEIDOS

viernes, 2 de noviembre de 2012

Una tortilla, por setenta y ocho hamburguesas


La población actual de Estados Unidos oscila entre 312 millones de habitantes, y la de Panamá de 4 millones (con un pronóstico demasiado optimista).  No soy economista ni nada por el estilo, pero me parece que para establecer cualquier tipo de competencia, los competidores deben ser de categorías similares y  deben competir en condiciones  similares.  Yo quisiera saber a cuántos gringos les gustaría comer tortillas panameñas, y a cuántos panameños les gusta comer hamburguesas gringas.  Dado el carácter imitador de nuestro pueblo, en lugar de que  los gringos empiecen a comer tortillas panameñas (haciendo rico a nuestros productores) los panameños, inclusive en el mismo Panamá, terminaremos comiendo  más hamburguesas que tortillas (dicho sea de paso, muchas  más de las que ya consumimos). ¿Por qué? Porque nos veremos tan invadidos de hamburguesas, que los productores de tortillas terminarán viendo mucho más rentable la importación de hamburguesas.  Tal y como yo veo las cosas (aunque se me diga negativo, no puedo cegarme)  los pequeños y medianos productores panameños, sin capacidad de competencia para con los productores gringos, van a quebrar.   Van a succionar al mercado local, castrando a la producción nacional.  Sin importar la capacitación que les den los MEGA técnicos Vietnamitas que traerá el actual gobierno, y los incentivos que mencionan las autoridades del agro, sobre regalar plasmas y otras cosas (lo vi hoy en la TV, ¡Beca universal, para los productores!...este gobierno todo lo resuelve como oferta de supermercado o feria popular) La industria local se va a arruinar en muchos rubros, y los pocos productores que puedan, van a terminar convirtiéndose en importadores.  Esos importadores, al poco rato descubrirán un tope de ganancias muy inferior a las que obtenían anteriormente como productores.   ¿Por qué?, porque ya el mercado actual tiene enormes tiburones, que se dedican a la importación masiva, contra los cuales jamás podrán luchar los nuevos importadores ex productores.  En consecuencia, perderán los productores, y sistemáticamente, se irá reduciendo, dada la naturaleza del mismo tratado, la cantidad de importadores actuales.  A tal punto que, finalmente se favorecerán los grandes importadores locales, léase, los mismos de siempre y que no hace falta mencionar, porque todos ya conocemos.




Esto me recuerda mucho al cruel cuento de la globalización, que dicho sea de paso, no ha traído la “optimización” que se esperaba en el mundo.  En lugar de “subir los estándares de vida” de los pobres, lo que ha hecho es bajar los de la clase media (mismo esquema de nuestra actual administración) generando aún más pobreza, y haciendo a los más grandes y poderosos, aún más grandes y poderosos.  Hoy escuchaba por la televisión a esa autoridad poner de ejemplo a Perú…uno de los países más pobres de sur América.  Yo no he escuchado mucho revuelo con esto, tal vez porque viene de otros gobiernos, pero le cae como anillo al dedo al actual.  Yo no sé si el frente por la democracia y las demás fuerzas “vivas” del país, no han visto la potencialidad negativa de todo esto.  Peor aún, en un país donde las riquezas están tan mal distribuidas, en uno de los peores países del mundo en dicho aspecto, nuestro tan querido y abusado Panamá.  Esta es otra triquiñuela, ahora implantada en nuestro territorio como aquella MEGA tormenta Sandy, como una segunda invasión, esta vez, económica. ¿Y qué debemos esperar de ese “noble” intercambio comercial?  Productos y bienes especialmente fabricados para importarse al tercer mundo… Por suerte, como dijo el sujeto de la televisión hoy, Panamá tiene altos niveles de regulación fitosanitaria, mejores que en la misma gringolandia. ¡Ya aburren con ese cuento, que vienen repitiendo desde la pasada administración!  El asunto no es qué controles tenga Panamá, sino con qué frecuencia y a qué cantidad tendremos que estar “aguantando” goles de Estados Unidos, ¿Tendremos la capacidad?.  En un abrir y cerrar de ojos, contemplando la reactividad y baja pro actividad de nuestras autoridades, en lo que un exportador masivo de esos nos meta un producto dañado, y los panameños nos demos cuenta…tendremos a media población intoxicada.  Recordando el caso funesto del jarabe envenenado, ahora posiblemente multiplicado a la “N”, con el TPC.  Estos esquemas de erradicación y exterminio gradual, que implantan las “modas” de las grandes potencias, sobre los países menores (tercermundistas) siempre encuentran eco y aceptación en gobiernos impopulares,  débiles, de baja justicia social, no pocas veces represivos, y muy  proclives a la corrupción o a las torceduras de brazos.  Así lo han implantado en algunos países de Latinoamérica, y cuando Latinoamérica tenga la capacidad de “hacer recuento de daños”, entenderá por fin que se vendió a muy bajo costo.

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