MASLEIDOS

viernes, 2 de noviembre de 2012

¡De eso se trata la democracia!




¿Qué tan vinculadas están nuestras autoridades de la realidad pública? ¿Cuántos buses han tomado en toda su vida? ¿Cuántas veces han utilizado los servicios públicos, fuera de aquellos de entonces como el agua, la luz y el teléfono?... Porque, en campaña electoral la gran mayoría dijo “tener las mejores propuestas” y al final (en lugar de arreglar)  empeoraron todo.  Porque los que no saben del asunto, inventan locuras, y los que de verdad han sufrido las penurias populares, jamás están para recordarlas...  ¡Al presidente le duele el dedo!... porque le cerraron la puerta del monorriel de Japón sobre la mano.  Que cierren la puerta de un transporte colectivo en la mano de alguien, es algo tan común para el panameño, que me extraña que el presidente haya tenido que viajar a Japón para sentir algo así.  Y no sólo gente con manos o brazos rotos,  por la imprudencia de los choferes de diablos rojos, sino por  la gran cantidad de muertos, mutilados, lesionados, ultrajados, robados, asesinados y demás.  De otra forma, que hablen los muertos del jarabe, la KPC, o los quemados del bus. Sin embargo, por no ser negativo, digamos que aquello (lo del dedo)  fue de buen augurio.  Porque el presidente, aunque fuera en ese instante, quizás pudo volver a sentirse “pueblo”, repito, quizás pudo (no necesariamente tuvo que ser así)  Ya casi no recuerdo, entre tantas cosas que ha dicho de entonces hacia acá, la última vez que hizo alusión a “los zapatos del pueblo”.  O será que como estamos a un año y sencillo de las elecciones, el excelentísimo trata  de calzárselos de nuevo.  Aún así, el problema es que tal vez el pie le haya engordado demasiado desde entonces...  No así con el pueblo, de tanto esperar metro bus, corretear diablo rojo o taxi pirata, evitar las reparaciones de calles o aceras, esquivar la basura, y finalmente, el costo de la vida (que ya a algunos, ni les permite cambiar de zapatos)



Es un gesto loable que el señor presidente haya querido atenderse en el hospital  de la 24 de Diciembre, como cuando comía empanadas, hacía raspados, pegaba bloques y saltaba de cama en cama durante La Cáscara.  Dicho sea de paso, en su visita aseguró públicamente que la atención en el hospital  fue de primera, y estaba en buenas condiciones (o algo por el estilo).  Pero digo, en honor a la verdad, no es “Pablo Pueblo” el que se está atendiendo, sino el presidente de la república.  ¿Cómo no lo van a atender bien?...  En un país como el nuestro (y muchos otros)  el ciudadano presidente, jamás será tratado de  la misma forma que a cualquier ciudadano.  Desde el “bien cuidao”, hasta los médicos de cualquier hospital, en Panamá la atención pública (e inclusive la privada) cambia mucho si se llega rodeado de un grupo enorme de seguridad y manzanillos.  Mucho peor aún, si se trata del presidente de la república.  Porque en este país no existe permanentemente  la equidad, ni la igualdad, ni nada de esas cosas que suenan tan bien en la teoría, pero que en la práctica se deshacen cuando las abanican los billetes.  


Si el presidente quisiera conocer en carne propia y de primera mano, la verdadera atención que ofrecen diariamente nuestras entidades (hospitales, ministerios y demás instituciones)  al pueblo, yo lo invitaría a despojarse de tanta gente alrededor, y a que se disfrazara de panameño común (para que no lo reconozcan).  Entonces sí, debería anotar todo lo relativo a: Trato, abastecimiento, demora y efectividad.  Si el señor presidente consiguiera como ciudadano común (inclusive, ni siquiera como empresario pudiente) que le den trato presidencial, o dicho de otra forma, si como presidente  consiguiera que lo trataran como a cualquier otro ciudadano (de esos que ahora llaman “de a pie”) yo diría que estamos en una verdadera democracia.  Porque de eso se trata la democracia: Que al presidente se le trata como a cualquier otro ciudadano, y a cualquier otro ciudadano se le trate como al presidente.

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