MASLEIDOS

martes, 21 de mayo de 2013

Progreso insufrible


Una característica bien definida del “cambio” es que ha puesto a sufrir a todos los panameños.  Cuando iniciaron nos vino encima una crisis de agua y aseo, que dicho sea de paso, después de casi cuatro años aún no superan.  Recuerdo gente de barrios medios y altos, formando filas para tomar agua de carros cisterna (igual que los pobres toda su vida)  Y así han seguido torturándonos a todos, por “un progreso” que no termina de llegar.  Luego nos vienen con ese cantito de la “continuidad”… Este gobierno, más que los mediocres anteriores, ha venido a tocar la puerta de nuestros hogares con malestares innecesarios.  Entre espasmos escandalosos de corrupción, confrontación armada (no pocas veces)  y tinglados masivos de pueblo contra pueblo, autoridades contra pueblo, gremios contra gobierno... ya no hay paz en este país.  Paralelamente a los escándalos que explotan cada semana, viviendo en suspenso con lo del agua y la electricidad, sobrevivimos al tranque más anormal  de todos los tiempos. Y entre tanto desgaste, la vida subiendo de precio sin que el gobierno haga algo por evitarlo, peor aún, aumentándonos los impuestos.  Frecuento los buscadores de trabajo en línea, y no veo tal crecimiento o mejoras en las ofertas laborales.  El tipo de empleo que parece haber aumentado (el que nos da este espectro de superávit en el país) ha sido el menos profesional.  Los empleos de buen recaudo se lo dan a extranjeros, por la patética excusa de que en Panamá no hay “mano de obra calificada”.  Y los representantes de nuestras prestigiosas casas de estudio públicas y privadas, callan.  Como si aquí sólo hubiera obreros, chicheros, buhoneros, raspaderos, choferes, cantineros, meseras etc.  Y mientras los poderosos se reparten nuestro país, el resto tenemos que sobrevivir sumidos en tranque, aguas negras, basura y corrupción.  ¿Qué le pasa al panameño que no habla, que no se queja?  Será que este gobierno nos ha golpeado tanto, que ya ni quejarnos podemos.  O será que esperamos silentes el 2014 para “sacarnos el clavo”.  Si seguimos en esa actitud,  en el 2014 podremos sacarnos el clavo… pero con otro gobierno peor.   


Cuando los indios salieron, el gobierno los acusó de intentar desestabilizar al gobierno.  Cuando los obreros salieron, igual.  Cuando los maestros salieron, igual.  Cuando los estudiantes salen, dicen que la culpa es de “los infiltrados”, para desestabilizar.  Cuando las enfermeras salen, dan a entender que son unas vagas con cuarenta y cinco días de vacaciones. Cuando el pueblo sale a protestar por sus necesidades básicas, nos culpan a todos tildándonos de parásitos y arrimados.  Cuando sale un nuevo escándalo, nacional o internacional, culpan a la oposición.  Prometen un progreso encarecido, con el que no podrá vivir el panameño promedio, porque sencillamente nos van a encarecer demasiado la vida. No nos tratan como ciudadanos, sino como imbéciles esclavos de una monarquía con ribetes de fanatismo religioso.  Nos deterioran la existencia en más horas de tranque, menos horas de sueño y filas intestinales.  Todo para “embellecer” una ciudad que sólo será para los turistas pudientes, y los dueños de Resort u hoteles.  En consecuencia, los jóvenes tendrán que abandonar sus estudios para servirle a turistas o vender raspado.  Si el panameño no reacciona y corrige su actitud, con menos juega vivo y más inteligencia, lo que le pasó a los dueños y conductores de diablos rojos, nos va a pasar a todos los profesionales, asalariados e inclusive negociantes menores de este país.  Nos van a sacar la república de las manos.  Ojalá los muertos y mártires del nueve de enero regresaran a darnos clases de soberanía y orgullo nacional, dignidad ciudadana y esas cosas, que parece hemos perdido entre el alcohol, palo y aporreo de todos estos pésimos gobiernos. De una u otra forma, es por nuestra falta de solidaridad que estamos viviendo este caos de “sálvese quien pueda”, en lugar de “salvémonos todos”.  Sería bueno que los ancianos de cien a los setenta, los estudiantes con beca universal o los beneficiados del proyecto Curundú, nos digan cómo les va con el transporte y el costo de la vida.  No hay progreso sostenible, no hay crecimiento integral, no hay desarrollo equitativo.  Aquí lo único que se ve, es un desorden incosteable para la mayoría de los panameños, y un negocio redondo para unos pocos aprovechados.  Un pequeño MEGA país de grado de inversión, sumergido  en aguas negras, basura, pésima distribución de riquezas, injusticia social y corrupción.  Ya es hora de que, como pueblo empecemos a generar  nuestras propias opciones, recordando que la lucha no violenta también genera opciones, pero la mansedumbre sólo nos trae más y peor esclavitud.


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