Cuando los indios salieron, el gobierno los acusó de intentar desestabilizar al gobierno. Cuando los obreros salieron, igual. Cuando los maestros salieron, igual. Cuando los estudiantes salen, dicen que la culpa es de “los infiltrados”, para desestabilizar. Cuando las enfermeras salen, dan a entender que son unas vagas con cuarenta y cinco días de vacaciones. Cuando el pueblo sale a protestar por sus necesidades básicas, nos culpan a todos tildándonos de parásitos y arrimados. Cuando sale un nuevo escándalo, nacional o internacional, culpan a la oposición. Prometen un progreso encarecido, con el que no podrá vivir el panameño promedio, porque sencillamente nos van a encarecer demasiado la vida. No nos tratan como ciudadanos, sino como imbéciles esclavos de una monarquía con ribetes de fanatismo religioso. Nos deterioran la existencia en más horas de tranque, menos horas de sueño y filas intestinales. Todo para “embellecer” una ciudad que sólo será para los turistas pudientes, y los dueños de Resort u hoteles. En consecuencia, los jóvenes tendrán que abandonar sus estudios para servirle a turistas o vender raspado. Si el panameño no reacciona y corrige su actitud, con menos juega vivo y más inteligencia, lo que le pasó a los dueños y conductores de diablos rojos, nos va a pasar a todos los profesionales, asalariados e inclusive negociantes menores de este país. Nos van a sacar la república de las manos. Ojalá los muertos y mártires del nueve de enero regresaran a darnos clases de soberanía y orgullo nacional, dignidad ciudadana y esas cosas, que parece hemos perdido entre el alcohol, palo y aporreo de todos estos pésimos gobiernos. De una u otra forma, es por nuestra falta de solidaridad que estamos viviendo este caos de “sálvese quien pueda”, en lugar de “salvémonos todos”. Sería bueno que los ancianos de cien a los setenta, los estudiantes con beca universal o los beneficiados del proyecto Curundú, nos digan cómo les va con el transporte y el costo de la vida. No hay progreso sostenible, no hay crecimiento integral, no hay desarrollo equitativo. Aquí lo único que se ve, es un desorden incosteable para la mayoría de los panameños, y un negocio redondo para unos pocos aprovechados. Un pequeño MEGA país de grado de inversión, sumergido en aguas negras, basura, pésima distribución de riquezas, injusticia social y corrupción. Ya es hora de que, como pueblo empecemos a generar nuestras propias opciones, recordando que la lucha no violenta también genera opciones, pero la mansedumbre sólo nos trae más y peor esclavitud.
Temas políticos en general, basados exclusivamente en la opinión del autor del sitio.
MASLEIDOS
martes, 21 de mayo de 2013
Progreso insufrible
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario