MASLEIDOS

lunes, 14 de julio de 2014

Indolencia, corrupción e injusticia


Mucha gente tiene fe en el gobierno de Varela, yo en lo personal considero que son perezosamente ingenuos, los pobres… Esta “cosa” que pasó en Chitré y el río La Villa, misteriosamente no ha cobrado víctimas fatales aún.  Ni siquiera, aparte de los peces fallecidos, se ha conocido si existen o no enfermos. No, no he escuchado nada al respecto.  La noticia sólo se queda en que “regaron algo en el río”, pero no profundiza, ni siquiera cuestiona la cantidad de enfermos o posibles defunciones.  Entiendo yo que los reporteros reales se internan en las comunidades y viven un poco de la tragedia, mientras estudian a profundidad el caso.  No sólo en viaje de ida y vuelta, para pasear y apuntar tópicos sensacionalistas.  Pero bueno, asumo que en nuestro país gran parte del periodismo es sólo amarillista-rojo, y muy poco investigativo.  Un periodismo insuficiente.

Lo que pasó en ese río, bien pudo pasarnos en Panamá y aquí nadie pregunta: ¿Están las potabilizadoras adecuadas para afrontar un caso de intoxicación o envenenamiento semejante?  El resto de los ciudadanos del país sufre de lo que yo denomino el síndrome del jarabe tóxico.  Mientras se sepa a quiénes mata y en dónde mata, al resto nos importa un carajo. Y el nivel de acción y reacción social, sólo se limita a colectar agua en garrafones. ¡Vaya! Ha de ser que al pueblo sólo le interesa Azuero para ir a carnavalear, y el resto del año, pues…no.  Todos enfocan la culpa y el tópico de la noticia, en el hecho de que “algo se echó en el río”, pero nadie parece ver que la potabilizadora no era lo suficientemente buena, para limpiar el agua de beber o bañarse de los pobladores afectados. ¿Y qué si algo así pasa en Panamá, en la capital?  No que nos envenenen un río, sino que suelten algo en la represa, que luego no puedan filtrar, y de un momento a otro borran gran parte de nuestra población.

¿Habrá justicia? ¿Cómo podrá haber justicia, si ni siquiera se conoce la verdad?  Ahora la excusa es que el nuevo gobierno está recién instalado etc.  ¿Pero acaso podemos confiar en que ya instalados se sepa qué ocurrió y cómo evitarlo a futuro?  Es verdaderamente tentador limitarme a pensar que sí, y entregarme a la pereza social disfrazada de tolerancia que tanto nos caracteriza.  Pero, la verdad es que siendo este pueblo, uno tan lleno de gente inteligente como la que votó en las elecciones pasadas, muy en el fondo todos sabemos que no habrá justicia.  No de ahora, sino desde hace mucho, y repito mucho tiempo atrás, no se puede confiar en la justicia, y no sólo panameña, sino humana en términos generales.  Vivimos inmersos en un mundo corrupto e injusto, en el que pareciera mejor ser una mala persona.  ¿Sin embargo, cómo serlo si no está en nuestra naturaleza?  Quizás, por ser tan buenos, cedemos terreno a esas fichas que terminan apoderándose de todo.  Porque están tan enfermos, que en su enfermedad ya no aspirar a curarse, sino a enfermarnos a todos.

Por si no lo hemos visto aún, la corrupción es el tóxico que ha envenenado al río de la vida panameña. Autoridades injustas, sucias e inoperantes, son el principal síntoma de nuestra corrupción social. ¿Luego qué nos queda? Protegernos a nosotros mismos.  Levantar una sociedad más consciente, menos corrupta y mucho más solidaria, que en lugar de volverse dependiente de la enfermedad (el sistema político-gubernamental) se limpie, sane y se salve a sí misma de la indolencia, la corrupción y de la injusticia.

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