MASLEIDOS

viernes, 8 de febrero de 2013

¿Jamones, progreso o espejismo?




La primera realidad que percibió al volver en sí, fue tan abrumadora y asfixiante, que de momento le hizo añorar la inconsciencia.  Jamás hubiera creído en mares de arena, mucho menos a tan pocas horas de la ciudad, y de su propia casa.  El aire caliente que respiraba le apretaba el pecho, su boca era una caja de madera áspera, y la lengua un trozo de algo muerto enterrado en el bajo paladar. Entonces, apenas justo antes de que su piel reconociera la caricia más lacerante del sol, pensó haber llegado al final.  A pocos metros de donde se arrastraba reconoció un manantial, una fuente de agua, copiosa, fluyendo a borbollones lácteos de una raja en crudo sobre la tierra agonizante.  Pero, ¿Acaso podría ser agua de verdad?...  El diccionario de la real academia de la lengua española define la palabra espejismo, cómo: “Ilusión óptica debida a la reflexión total de la luz cuando atraviesa capas de aire de densidad distinta…”.  “Cuando atraviesa capas de aire de densidad distinta…” me agradan esas palabras.  El PRD y el panameñismo demostraron tener poca diferencia en la praxis, luego, podríamos decir que gobernaron en “la misma densidad de aire”.  Cambio Democrático prometió ser “el cambio”, léase, otra densidad de aire distinta. ¿Será posible que el citado “progreso” que estamos viviendo en Panamá, no sea más que una ilusión óptica, un espejismo?

Estados Unidos no ha quedado bien, definitivamente, después de la crisis inmobiliaria se puso peor (ya que tampoco andaba muy bendito). En aquel entonces, los bancos osaron conceder muchos préstamos hipotecarios de alto riesgo.  El evento, causa y efecto de una falsa sensación de bonanza nacional, llevó a la gente  a endeudarse por sobre sus posibilidades financieras.  El negocio inmobiliario creció sobre mera especulación.  Luego, la economía del país cambió a peor, las personas no pudieron salir al frente de sus obligaciones, y varios bancos tampoco pudieron recuperar su inversión.  Quebraron los menos fuertes, ya que los más fuertes no sólo se mantuvieron, sino que el mismo estado (la gente)  los indemnizó.  De tal forma, además de sobrevivir fortalecidos, eliminaron en el doloroso tranque a la competencia. ¿Y el pueblo en  medio,  qué?... ¡A la porra!, como diríamos en buen panameño.  El pueblo norteamericano todavía intenta reponerse de la jugarreta que le hicieron sus propios poderes económicos, aquellos arquetipos del sueño estadounidense, íconos de su propio consumismo, sus diosecillos verdes.  Ahora topan al demonio casi a diario, tratando un exorcismo que les sabe a purgante. ¿Entonces, podrán nuestras economías florecientes de Latinoamérica, mirarse en aquel espejo?.


Fue aberrante la enorme cantidad de personas (muchos extranjeros) el veinticuatro  de Diciembre pasado en los centros comerciales panameños.  Bajo esa óptica, tal pareciera que en Panamá sí hubiera progreso.  Pero de qué tipo: ¿Real o especulativo?.  Si un ciudadano se sobre endeuda para embellecer su casa, la que progresa es la casa, no el ciudadano.  Si a un ciudadano le aumentan el salario (mínimo o no) pero al mismo tiempo le suben los impuestos, la comida y todo lo demás, no hay tal progreso, sólo apariencia.  De cualquier forma, el progreso debería estar al servicio del ciudadano, no el ciudadano al servicio del progreso. En los últimos años, hemos visto cómo Panamá se ha retorcido en obras viales (de aún no comprobada efectividad) mermando la calidad de vida del panameño con tranques vehiculares, que nos quitan tiempo de holgura o descanso familiar.  Todo bajo la patética excusa de que “el malestar pasa y las obras quedan”. Luego, ¿Cuál es la fórmula que promueve el gobierno para el desquite sicosocial del ciudadano?...enriquecer más a los comerciantes de este país, volcándonos todos juntos a los centros comerciales, como ocurrió la noche buena pasada. ¡Que el panameño se endeude más!.  A todo esto podríamos llamarle progreso, o mejor dicho, especulación.  Cuando en algunos años termine el reordenamiento vial, la ampliación del canal y el metro, qué va a pasar en el país. ¿A dónde va a quedar toda esa gente, desempleada y endeudada?  ¿En nuestras calles delinquiendo? Acaso nos re-endeudaremos aún más,  para seguir generando empleomanía enlatada y especulativa. ¿Más subsidios que pagamos nosotros mismos? ¿Más gobierno de piñata? ¿Más jamones, progreso o espejismo?

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